Con la liturgia de hoy reflexionamos acerca de la importancia de tener ese encuentro personal con el Señor que transformará nuestra vida y nos llevará a en la cotidianidad reconocerlo y decir, “Es el Señor”
liturgia nos invita como testigos de la La Resurrección, a romper con nuestras cegueras espirituales a causa de nuestros pecados para poder dar testimonio de la obra de Cristo Resucitado en nosotros a los demás.
Hoy la liturgia nos invita a meditar en nuestra fe en el Resucitado y confrontar nuestra realidad de vida, pues tener fe en Jesús resucitado, significa aceptar su vida y amor; significa dejarse transformar por él.
Igual que Pedro, los Apóstoles y las Santas Mujeres, nosotros debemos salir a contar lo que hemos visto, contagiar de nuestra alegría a los hermanos y ser “la sal del Mundo” que el mismo Jesús nos dijo.
Hoy la liturgia nos invita a vivir esta alegría, Jesucristo ha vencido a la muerte, al pecado, a la tristeza… y nos ha abierto las puertas de la nueva vida, la auténtica vida, la que el Espíritu Santo va dándonos por pura gracia.
Hoy Sábado Santo la Iglesia permanece junto al Sepulcro de su Señor, meditando su Pasión, su Muerte, su Descenso a los infiernos y esperando, en la oración y el ayuno, su Resurrección.
Hoy es un día especialmente dedicado a la oración ante la cruz de Jesucristo y reflexionar sobre el sentido redentor de su entrega hasta la muerte por la salvación del mundo.