https://youtu.be/3dgsL7cg9wU
- Hch 3, 1-10
- Sal 104
- Lc 24, 13-35
Felices Pascuas de Resurrección. La liturgia de hoy nos habla en el evangelio del texto de los discípulos de Emaús. Quienes me siguen recordarán que el domingo compartimos este mensaje al hablar de como el Resucitado está presente en el Eucaristía.
Hoy quisiera hacer énfasis en el ¿dónde reconocer al Señor? Y es que debemos tener claro que el Señor resucitado no va a aparecer en nuestra vida de forma evidente, no le vamos a reconocer sin fe. Saldrá a nuestro encuentro en las frustraciones, desalientos, derrotas y fracasos. Caminará a nuestro lado hablándonos y explicándonos las Escrituras, sentiremos un extraño ardor en el centro de nuestro ser. Ójala que no le dejemos pasar y le inviteamos a quedarse junto a nosotros, El se sentará con cada uno a comer y entonces le reconoceremos.
Afirma el Papa Francisco:…”siempre estamos en camino en la vida. Y nos convertimos en aquello, hacia lo que vamos. Elijamos el camino de Dios, no el del “yo”; el camino del sí, no el del “si”. Descubriremos que no hay imprevistos, que no hay camino cuesta arriba, que no hay noche que no se pueda afrontar con Jesús. Que la Virgen Madre del camino, que al recibir la Palabra ha hecho de su vida entera un “sí” a Dios, nos muestre el camino.”
El icono de los discípulos de Emaús nos sirve para guiar el largo camino de nuestras dudas, inquietudes y a veces amargas desilusiones. El divino Viajante sigue siendo nuestro compañero para introducirnos, con la interpretación de las Escrituras, en la comprensión de los misterios de Dios. Cuando el encuentro se vuelve pleno, la luz de la Palabra sigue a la luz que brota del «Pan de vida», por el cual Cristo cumple de modo supremo su promesa de «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
El Papa Emérito Benedicto XVI explicó que «el anuncio de la Resurrección del Señor ilumina las zonas oscuras del mundo en el que vivimos».
El tiempo de la Pascua nos regresa a la frescura de la vida evangélica vivida por la primera comunidad, en donde lo sobrenatural era la cosa más natural, en donde los milagros eran el medio para que el mundo creyera en la resurrección y se adhiriera a la Iglesia.
El poder de hacer curaciones corporales se lo ha dado Jesús a pocos de sus seguidores. Pero a todos sus seguidores, a todos nosotros, junto con su amistad, nos ha regalado su evangelio, su buena noticia, la que es capaz de llenar nuestro corazón de alegría, de sentido, de esperanza. Y es ese mismo regalo el que debemos ofrecer a los que nos rodean para que se realice en ellos el milagro de su corazón, donde Jesús y su evangelio reinen.
Con Jesús y su buena noticia se vive mejor. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”, como nos habla la Palabra de Vida de este mes.
Jesús había dicho a sus apóstoles: “Ustedes harán cosas más grandes que las que yo hice”. Los signos y prodigios que Dios sigue realizando entre nosotros tienen como objetivo manifestarle al mundo que su Palabra es actual y verdadera, que Él continúa actuando en todos aquellos que se ofrecen a ser sus mensajeros, y tú puedes ser uno de ellos.
No es Jesús el que levanta al cojo. Son los discípulos los que lo hacen. «En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, hará también las obras que yo hago; y aun mayores que estas hará, porque yo voy al Padre» (Jn 14,12). ¿Por qué hoy no sabemos orar con esta audacia cuando estamos ante un enfermo? ¡Mírame!, plata y oro no tengo, de medicina no sé, pero lo que tengo te lo doy, en Nombre de Jesús… ¿hemos dejado de creer?
Dios se ha acercado a nosotros, nos ha salido al camino haciéndose uno de nosotros. Los judíos no lo reconocieron, ni tampoco ahora lo reconocieron los mismos discípulos. Dejando el cielo se puso a caminar con el hombre, para instruirlo en el camino de la vida pero, como dirá San Juan: “los suyos no lo reconocieron, pero a los que lo reconocieron les dio el poder llegar a ser hijos de Dios”. Jesús continúa saliéndonos al encuentro de las formas más inusitadas: en un amigo, en los acontecimientos de todos los días y ni qué decir en la Palabra de Dios, la oración y los sacramentos. Jesús ha tomado una opción por el hombre, y su deseo es acompañarnos hasta que lleguemos todos al cielo.
Si nuestros ojos están oscurecidos, pude ser porque, como los discípulos de Emaús, no creemos al Caminante.
Pidamos a Jesús que tenga paciencia con nuestra torpeza y que nos explique cuantas veces sean necesarias quién es, para que le reconozcamos como el Hijo de Dios, crucificado, muerto y resucitado, el que permanece siempre con nosotros, el que hace latir y arder nuestro corazón al ritmo de sus palabras y de su amor.
El Samista nos invita a aclamar al Señor y darle gracias, como el lisiado que una vez sanado, entra al templo dando saltos y alabando a Dios.
Bibliografía
- PildorasdeFe.com
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/04/20/miranos-2/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
Palabra de Vida Mes de Abril 2022
“ Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.” (Marcos 16, 15) https://ciudadnueva.com.ar/abril-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.