La liturgia de hoy que celebramos la Dedicación de la Basílica de San Juan Letrán, la catedral de Roma, nos invita a sentirnos más enérgicamente piedras vivas de la única Iglesia de Cristo, reafirmando nuestra comunión eclesial.
La liturgia de hoy nos recuerda que nuestra vida cristiana debe basarse en ser personas de fiar pues damos testimonio del Evangelio y a profundizar en la administración responsable de los bienes terrenos.
Las lecturas de la liturgia de hoy nos enseñan la humildad, la aceptación y la responsabilidad individual ante Dios, que no juzga por la apariencia sino por el corazón y la acción.