https://youtu.be/HdOkwPzeDnc
- Is 52, 13-53, 12
- Sal 30
- Heb 4, 14-16; 5, 7-9
- Jn 18, 1-19, 42
Hoy la liturgia está envuelta por un particular silencio para enmudecer al meditar como el Amor de Dios es tan grande que sigue inmolándose por nosotros a pesar de que muchos continuamos sin reconocerlo. Reflexionemos: ¿hasta donde llega el Amor de Dios? ¿Somos capaces de imitarle? ¿En quién hemos puesto nuestra confianza?
En la primera lectura el profeta Isaías nos insta a poner nuestra confianza en Dios.
Este cuarto cántico se nos presenta con algunos retos típicos de la poesía. Utiliza palabras y frases llenas de significado, declara una bendición, el siervo efectúa la salvación por ser substituto por los pecados del pueblo. Describe la obediencia voluntaria y completa del siervo.
La gloria sea al Señor por la salvación, la redención y la justificación que le ha dado al remanente pecador por el sacrificio de expiación de su Siervo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, crucificado por nuestras iniquidades, resucitado y exaltado por Dios.
El Salmo nos muestra como Dios se conmueve de nosotros y nos muestra su Amor por medio de Jesucristo, lo constatamos con el texto de los Hebreos , en el que vemos como Cristo al asumir nuestra humanidad, puso en contacto con el Padre a los que obedecen y confían en El como El en su Padre, quien lo resucitó para constituirlo en causa de salvación universal. Entonces podremos en este momento pensar en ¿cómo es mi cercanía con Dios? ¿Escucho las palabras de Jesús? ¿Soy capaz de obedecerlo, de imitarlo? ¿Veo la pasíon de Cristo como un acto de amor hacia mí?
Con su muerte el Señor instituye el misterio pascual. Hoy celebramos la primera parte de este misterio, en el que proclamamos nuestra fe en Jesucristo crucificado. Lo concluiremos al celebrar su resurrección en la Vigilia pascual. Creemos en el Hijo de Dios que murió en la cruz por nuestros pecados. Ninguna cruz nos puede dejar indiferentes. Ni la de Jesús, ni la de los demás. Tampoco la propia. La cruz cuestiona el sentido último de nuestra propia existencia y pone a prueba nuestra fe en Dios.
La pasión del Señor centra las lecturas y toda la celebración litúrgica del Viernes Santo que incluye el Vía crucis en algún momento de la tarde o de la noche.
Hoy es un día especialmente dedicado a la oración ante la cruz de Jesucristo y reflexionar sobre el sentido redentor de su entrega hasta la muerte por la salvación del mundo.
Un día para revisar en profundidad nuestra vida de seguidores suyos. La firmeza de nuestra fe, aunque la realidad frustre nuestros deseos más justificados, la confianza en el proyecto del Reino, más allá de que no terminemos de ver cumplidas las expectativas que acaparan nuestros esfuerzos diarios, la fidelidad de nuestro vínculo de amor a Él, a pesar de que el corazón ande a veces disperso. Un día para tomar conciencia que la vida tiene sentido en la medida que se entrega por amor a los demás, como lo hizo Jesús.
Cuando nos abandonamos con confianza en los brazos de Dios, Él nos entregará cosas que ni siquiera esperábamos, cosas grandes, inimaginables y maravillosas que desconocemos (Cfr. Jer 33,3). Así es nuestro Padre Dios, como a sus hijos amados, Él quiere revelarnos todas sus bendiciones. Abramos nuestro corazón a su Gracia, entreguémosle la vida. Sanemos nuestro corazón en la Cruz del Señor, dejemos atrás nuestras malas pasiones, y esos vicios que nos esclavizan y que nos apartan de esos castillos de gloria que Dios ha querido prepararnos en su gran misericordia. Con Dios de nuestro lado, siempre vendrán tiempos mejores.
Terminamos con la oración del Papa Francisco pronunciada en el 2021: “Imprime, Señor, en nuestros corazones sentimientos de fe, de esperanza, de caridad, de dolor por nuestros pecados. Y llévanos a arrepentirnos de nuestros pecados que te han crucificado. Llévanos a transformar nuestra conversión hecha de palabras, en conversión de vida y de obras. Llévanos a mantener en nosotros un recuerdo vivo de tu rostro desfigurado, para no olvidar nunca el alto precio que has pagado para liberarnos.
Jesús crucificado, refuerza en nosotros la fe, que no caiga frente a la tentación. Reviva en nosotros la esperanza, que no se desvanezca siguiendo las seducciones del mundo.
Cuida en nosotros la caridad, que no se deje engañar por la corrupción y la mundanidad. Enséñanos que la cruz es vía a la Resurrección. Enséñanos que el Viernes Santo es camino hacia la Pascua de la luz. Enséñanos que Dios no olvida nunca a ninguno de sus hijos, y no se cansa nunca de perdonarnos y abrazarnos con su infinita misericordia. Pero enséñanos también a no cansarnos nunca de pedir perdón y creer en la misericordia sin límites del Padre.
Alma de Cristo, santifícanos. Cuerpo de Cristo, sálvanos. Sangre de Cristo, embriáganos. Agua del costado de Cristo, lávanos. Pasión de Cristo, confórtanos. Oh buen Jesús, óyenos. Dentro de tus llagas, escóndenos. No permitas, que nos separemos de ti. Del enemigo malo, defiéndenos. En la hora de nuestra muerte, llámanos. Y mándanos ir a ti, para que te alabemos con tus santos, por los siglos de los siglos. Amén.”
Bibliografía:
- El folleto La Misa de Cada Dia
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://es.catholic.net/op/articulos/14478/cat/565/pasion-y-muerte-de-jesus-todo-esta-cumplido.html#modal
- https://www.comoleerlabiblia.org/isaiacuteas-5213—5312.html
Palabra de Vida Mes de Abril 2022
“ Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.” (Marcos 16, 15) https://ciudadnueva.com.ar/abril-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.