https://youtu.be/r2olTz1D4Jo
- Hch 3, 11-26
- Sal 8
- Lc 14-35-48
Hoy la liturgia nos invita a nosotros que también hemos sido testigos de la Resurrección, a romper con nuestras cegueras espirituales a causa de nuestros pecados; arrepentirnos y convertirnos, para poder dar testimonio de El, manifestando la obra de Cristo Resucitado en nosotros a los demás.
La curación del paralítico, de la que nos habla la primera lectura, es el signo de lo que Jesús quiere y puede hacer con todos aquellos que tienen fe en su resurrección. Jesús quiere que todos caminemos, que seamos totalmente renovados por la fuerza de su Espíritu. Ha venido para traernos una vida nueva como la que ahora se manifiesta en el paralítico. Ya no pedirá más limosnas, ahora se ha integrado al grupo de testigos de Cristo.
“Mira: «Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello…Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados; para que vengan tiempos de consuelo de parte de Dios, y envíe a Jesús, el Mesías que os estaba destinado…»
Un mensaje muy sencillo: Jesucristo que murió, ha resucitado y vive para siempre y en El tenemos el perdón de los pecados y la vida eterna. No es nada complicado, no se necesita formación académica ni una gran elocuencia para poder proclamarlo; cuando Pedro proclama el Kerigma, ¿a quién están escuchando?, ¿a un santo?, ¿a un doctor?, ¿a un sabio?. No, a un rudo pescador cuyas últimas hazañas, que todo el mundo recuerda, han sido negar al Señor y huir para esconderse. La fuerza del Kerigma está en el Kerigma mismo. El Kerigma es lo que el mundo necesita saber y tú, que eres testigo de todas estas cosas, eres el único que lo puede proclamar
Tú y yo somos llamados a manifestar, como el paralítico, que el nombre de Jesús tiene poder, que por su amor tenemos una vida nueva llena de paz y alegría; pero al mismo tiempo, como Pedro, debemos aprovechar toda oportunidad para que los demás conozcan acerca de este nombre poderoso que es capaz de transformar la vida del hombre.
Hoy leemos en el texto del evangelio que Cristo resucitado saluda a los discípulos, nuevamente, con el deseo de la paz: «La paz con vosotros» (Lc 24,36). Así disipa los temores y presentimientos que los Apóstoles han acumulado durante los días de pasión y de soledad.
La resurrección de Cristo es lo que da sentido a todas las vicisitudes y sentimientos, lo que nos ayuda a recobrar la calma y a serenarnos en las tinieblas de nuestra vida. Las otras pequeñas luces que encontramos en la vida sólo tienen sentido en esta Luz.
Él no es un fantasma, es totalmente real, pero, a veces, el miedo en nuestra vida va tomando cuerpo como si fuese la única realidad. En ocasiones es la falta de fe y de vida interior lo que va cambiando las cosas: el miedo pasa a ser la realidad y Cristo se desdibuja de nuestra vida. En cambio, la presencia de Cristo en la vida del cristiano aleja las dudas, ilumina nuestra existencia, especialmente los rincones que ninguna explicación humana puede esclarecer
Nos explica el Papa Francisco que “el Evangelio nos dice que Jesús no es un “fantasma”, sino una Persona viva; que cuando Jesús se acerca a nosotros nos llena de alegría, hasta la incredulidad, y nos deja perplejos, con ese asombro que solo da la presencia de Dios, porque Jesús es una Persona viva. Ser cristiano no es ante todo una doctrina o un ideal moral; es una relación viva con Él, con el Señor resucitado: le miramos, le tocamos, nos alimentamos de Él y, transformados por su Amor, miramos, tocamos y alimentamos a los demás como hermanos.
«Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí…»: nuevamente les «abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras» (Lc 24,44-45), como ya lo había hecho con los discípulos de Emaús. También quiere el Señor abrirnos a nosotros el sentido de las Escrituras para nuestra vida; desea transformar nuestro pobre corazón en un corazón que sea también ardiente, como el suyo: con la explicación de la Escritura y la fracción del Pan, la Eucaristía. En otras palabras: la tarea del cristiano es ir viendo cómo su historia Él la quiere convertir en historia de salvación.
Ahora toca mirar el futuro y ahí sus seguidores, sus discípulos, tienen una responsabilidad: el mensaje salvador de Jesús ha de seguir proclamándose por aquellos que han vivido ese proceso de muerte y resurrección. Así lo hicieron. La primera lectura nos lo ha recordado en ese discurso de Pedro en el pórtico de Salomón. El final del discurso es clarificador: Por vosotros, en primer término, Dios ha suscitado a su siervo y os lo ha enviado como bendición, para que cada uno se convierta de sus maldades.
Las palabras de Pedro recalcan, una vez más, que la bondad y la misericordia de Dios, manifestada en la venida de Jesucristo, no las derrotan nuestros pecados, sino que su amor es una oferta permanente. La resurrección de Jesús es garantía de salvación. Solo se requiere dejar el camino pedregoso del mal y volver con confianza al camino que nos mostró Jesús.
Difícil misión, ahora y siempre. Para cumplir su deseo hemos de pedir que el Espíritu abra nuestra mente para asumir estos hechos salvadores y ser capaces de hacerlos vida en nosotros. Cuando Jesús vive en nosotros estamos capacitándonos para llevarlo a los demás. Hemos de convencernos de esa gracia y de esa responsabilidad. Nuestra misión es la de ser embajadores de Jesús. Así, como dice Gerard Bessière, nosotros somos el futuro de Jesús.
Bibliografía:
- PildorasdeFe.com
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/04/21/y-eso-que-es-lo-que-es/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
Palabra de Vida Mes de Abril 2022
“ Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.” (Marcos 16, 15) https://ciudadnueva.com.ar/abril-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.