Hoy la liturgia nos invita a levantarnos y empezar si aún no lo hemos hecho, una nueva vida y que dejemos atrás todo lo que nos impide avanzar en el camino de la salvación
Tal vez, si quisiéramos resumir el contenido de las lecturas de este domingo en una única palabra sería aquella con la que hemos titulado esta reflexión: arrepentidos.
Hoy Jesús nos compara con el árbol, cada uno de ellos, le corresponde una función y el que está sano, fuerte, vigoroso, da frutos en su sazón; el que está “enfermo”, raquítico, no puede dar frutos, tiene bastante con subsistir. ¿Con cuál te identificas?
Reinventarse es fruto de algún detonante, no es algo que las personas hagamos por gusto. No se trata de cambiar quiénes somos sino de trabajar en nosotros mismos sin perder nuestra esencia.
En la liturgia de hoy Pablo nos invita a reflexionar sobre la transitoriedad de la vida, nada es permanente y el evangelio nos insta a vivir las bienaventuranzas, como caminos que nos llevan a la vida verdaderamente feliz.
La liturgia de hoy nos presenta a un Jesús que ora, elige y no tiene vergüenza de estar cerca de la gente. Es el llamado que nos hace a cada uno de nosotros.