https://youtu.be/TndJT_E32oY
- 1 Cor 6, 1-11
- Sal 149
- Lc 6, 12-19
La primera lectura, nos indica como el cristiano para el apóstol San Pablo, ha de tender a la santidad y los criterios para resolver las rupturas y la divisiones no con sentencias legales y judiciales, sino que hay que discernir para llegar a caminos de encuentro y de comunión en el Señor.
Es triste ver que, a pesar de haber pasado tanto tiempo, los problemas que se presentaban en la comunidad de Corinto son los mismos que hoy vivimos en nuestra sociedad moderna. Vemos con tristeza cómo hasta en las mismas familias se dan estos problemas que, en vez de resolverse de una manera cristiana, se hacen públicos creando un verdadero escándalo en la comunidad.
Esto, según mi opinión, se debe a que nuestra sociedad, como la de Corinto no ha madurado en su conversión y sólo somos cristianos a medias. Preferimos que se haga un escándalo en lugar de buscar una solución a través de la oración y del diálogo fraterno.
Por ello, Pablo, les recuerda ,y hoy a nosotros también, que hemos sido llamados, elegidos, perdonados, santificados en el nombre de Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios; y solo en su nombre somos salvados y nuestra vida transformada: “han lavados, santificados, justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios”. Ojalá lo tengamos más presente.
Y precisamente esta necesidad de oración de la que hablábamos, es el tema central, creo yo del evangelio de hoy, las primeras palabras de este Evangelio: «En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios» ¿Qué maravilloso!, se nos dice claramente que la elección de los doce apóstoles —decisión central para la vida futura de la Iglesia— fue precedida por toda una noche de oración de Jesús, en soledad, ante Dios, su Padre.
Esto nos lleva a reflexionar: ¿Cómo era la oración del Señor? Pues bien, de lo que se desprende de su vida, debía ser una plegaria llena de confianza en el Padre, de total abandono a su voluntad —«no busco hacer mi propia voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado» (Jn 5,30)—, de manifiesta unión a su obra de salvación. Sólo desde esta profunda, larga y constante oración, sostenida siempre por la acción del Espíritu Santo que, ya presente en el momento de su Encarnación, había descendido sobre Jesús en su Bautismo; sólo así, decíamos, el Señor podía obtener la fuerza y la luz necesarias para continuar su misión de obediencia al Padre para cumplir su obra vicaria de salvación de los hombres. La elección subsiguiente de los Apóstoles, que, como nos recuerda san Cirilo de Alejandría, «Cristo mismo afirma haberles dado la misma misión que recibió del Padre», nos muestra cómo la Iglesia naciente fue fruto de esta oración de Jesús al Padre en el Espíritu y que, por tanto, es obra de la misma Santísima Trinidad.
“Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles” Una llamada que de nuevo espera una respuesta. De todos los que le siguen, solo Doce van a recibir una segunda llamada, algunos con un nombre nuevo para una misión concreta: ser apóstoles, enviados a continuar la buena nueva del Reino de Dios y evangelizar a todos los pueblos.
Estos doce apóstoles tienen también un significado y sentido teológico: ellos van a garantizar el futuro de la misión y del camino que recorrerá la Iglesia después de la resurrección de Jesús.
«Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades los atormentados», no pueden imaginarse el impacto que ha tenido hoy en mi oración la «visión» de los «atormentados»… Esto nos lleva a recordar en imágenes aquellas visiones del Señor que tuvo la Madre Teresa de Calcuta, que en el grito de Jesús en la Cruz: «Tengo sed», veía a los más pobres entre los pobres, a los sufridores más desesperados y entendió que la sed de la que hablaba Jesús no es otra que la sed de las almas. Seguramente teniendo presente a estos pobres que sufren el texto se lee de manera diferente.
Y sin embargo el versículo acaba afirmando: «salía del Él una fuerza que los curaba a todos». Sin duda alguna, nos deja sin palabras ante la fuerza sanadora del amor de Dios. Una fuerza atrayente, una fuerza irresistible, se podría decir, pero que tantas veces se encuentra con nuestra indiferencia, con nuestra ceguera.
Qué misterio es Dios y qué misterio es el del ser humano. Cómo entender todo este despropósito para la razón que es la gratuidad de Dios, cómo entender esa generosidad derrochadora en medio de los sufrimientos sordos del hombre, cómo reconocer y rezar por los dispuestos a dejar ganar al mal. Cómo entender y rezar por los que se ven obligados a vender su amor. Cómo, en definitiva, no convertirse en apóstol y responder a la llamada que Dios nos hace, por nuestro nombre, como a los Doce, ante los sufrimientos del mundo y poniendo en nuestras manos la única medicina con la que curarlos.
- “El Señor es «alguien que ora, elige y no tiene vergüenza de estar cerca de la gente». Al comentar el pasaje del Evangelio de Lucas, el Papa Francisco, destacó estas tres características que «trazan claramente la personalidad de Jesús» y que motivan también nuestra «confianza en Él: nos encomendamos a Él porque ora, porque nos ha elegido y porque está cerca de nosotros”.
Solo podemos, ante tanto, con el Salmista, alabar al Señor, pues El es amigo de su pueblo. Y con la Oración Colecta orar para que obtengamos la verdadera libertad y la herencia eterna.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140909_lista-jesus.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/09/06/como-no/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=06-09-2022
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Setiembre 2022
“Siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible” (1 Corintios 9, 19) https://ciudadnueva.com.ar/setiembre-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.