- Cant 3, 1-4a; o bien 2 Cor 5, 14-17
- Sal 62
- Jn 20, 1-2. 11-18
Hoy que celebramos la Fiesta de María Magdalena, la liturgia nos recuerda dos cosas de esa mujer: su amor total por Jesús y la misión que el Resucitado le encomienda de ir a darles la Buena Nueva a los demás. Nos explica el Papa Francisco que “precisamente porque fue testigo presencial de Cristo resucitado, María Magdalena fue también la primera en dar testimonio de Él ante los apóstoles. Cumplió el mandato del Señor resucitado: “Ve a mis hermanos y diles…” María fue y contó a los discípulos: “He visto al Señor”, y lo que le había dicho (Jn 20,17-18). De este modo se convierte en mensajera que anuncia la buena nueva de la resurrección de Cristo; o, como decían Rabano Mauro y Santo Tomás de Aquino, “apostolorum apostola”, porque anuncia a los apóstoles lo que ellos, a su vez, anunciarán a todo el mundo.”
Reflexionemos un poco en la frase de la primera lectura: “Encontré el amor de mi alma.” María Magdalena, igual que el apóstol Juan, son mencionados por el autor del cuarto evangelio como los “enamorados de Cristo” y con quien, por reciprocidad, Jesús llevaba una relación especial. No es por ello raro que en uno de los himnos de la Liturgia de Pascua se proponga, a María como la Esposa que espera al Esposo. Debemos de entender que esta propuesta tanto de los evangelios como de la Liturgia, está orientada a mostrar, no la relación que había en entre ellos sino el amor que entre ellos se desarrollaba.
Era un amor unitivo, un amor especial, pero que respeta la condición de cada uno. Y es que estamos llamados a desarrollar este tipo de amor entre nosotros. María, que amaba tiernamente a Jesús, va a buscarlo con el alba y se encuentra al amor de los amores, que ha venido también a buscarla a ella, pues sabe que sufre grandemente pues lo supone muerto. Así también nosotros debemos amar a Jesús y él nos buscará en los momentos más terribles de nuestra vida para que, como a María, consolarnos y asegurarnos que está vivo y que nada tenemos que temer, y así, como dice Jesús, “nuestra tristeza se convertirá en gozo.
El texto del evangelio nos invita, a ver a Cristo, con los ojos del alma. Si miramos con los ojos materiales, a menudo podríamos decir, mirando al mundo, a nuestra sociedad, a la política: “Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto”. Han eliminado a Dios de la sociedad y se han creado nuevos ídolos, pero no sabemos dónde han puesto a nuestro Señor. Pero, no ver o reconocer al Cristo que tenemos delante, nuestra esperanza, al menos con los ojos del alma, supone a dar por inválida nuestra fe. Si Cristo no ha resucitado… Entonces, ¿cómo verle? Viendo su mano y su rostro presente en toda acción de bondad, belleza y verdad. Ciertamente eso en en este mundo es muy difícil; estamos a menudo rodeados de mentira, fealdad, maldad. Pero hay personajes también que hacen el bien; personas que no pasan de largo ante el dolor o la pobreza de otros; personas que trabajan por la justicia. O gente, simplemente, que transmite bondad en sus palabras y su atención a otros; personas que cuidan de sus mayores o de los niños con amabilidad, cariño y sacrificio; madres y padres que se sacrifican por sus hijos todos los días; profesionales que soportan con paciencia las tonterías de las personas de su alrededor; grupos que luchan por la vida de los no nacidos o de quienes están al final de su vida. Profesionales que construyen preciosos edificios, o que componen bellísimas melodías, o que pintan o esculpen imágenes llenas de transcendencia. Cristo, la esperanza, está presente en lo que habla de vida, de verdad y de belleza. Como María, hay que verlo; y también anunciarlo: he visto al Señor. a Dios de la sociedad y se han creado nuevos ídolos, pero no sabemos dónde han puesto a nuestro Señor. Pero, no ver o reconocer al Cristo que tenemos delante, nuestra esperanza, al menos con los ojos del alma, supone a dar por inválida nuestra fe. Si Cristo no ha resucitado… Entonces, ¿cómo verle? Viendo su mano y su rostro presente en toda acción de bondad, belleza y verdad. Ciertamente eso en en este mundo es muy difícil; estamos a menudo rodeados de mentira, fealdad, maldad. Pero hay personajes también que hacen el bien; personas que no pasan de largo ante el dolor o la pobreza de otros; personas que trabajan por la justicia. O gente, simplemente, que transmite bondad en sus palabras y su atención a otros; personas que cuidan de sus mayores o de los niños con amabilidad, cariño y sacrificio; madres y padres que se sacrifican por sus hijos todos los días; profesionales que soportan con paciencia las tonterías de las personas de su alrededor; grupos que luchan por la vida de los no nacidos o de quienes están al final de su vida. Profesionales que construyen preciosos edificios, o que componen bellísimas melodías, o que pintan o esculpen imágenes llenas de transcendencia. Cristo, la esperanza, está presente en lo que habla de vida, de verdad y de belleza. Como María, hay que verlo; y también anunciarlo: he visto al Señor.
”Para admirar tu gloria y tu poder, anhelo contemplarte en el santuario”, decimos con el Salmista.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=22-07-2024
- https://www.ciudadredonda.org/events/comentario-al-evangelio-del-martes-2-de-abril-de-2024/
- https://www.vaticannews.va/es/santos/07/22/s–maria-magdalena–discipula-del-senor.html#:~:text=María%20Magdalena%20en%20el%20Papa,un%20gran%20amor%20a%20Cristo.
Palabra de Vida Mes de julio “ El Señor es mi pastor, nada me puede faltar” (Salmo 23, 1) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.