La liturgia nos invita a velar para que nadie sea privado de la gracia de Dios, todo lo contrario a dejarnos acompañar por su Amor compasivo y acompañar a quienes lo necesiten y podamos untos crecer en sabiduria.
Hoy la liturgia nos presenta dos tipos de personas, los que dan ejemplo de e con su testimonio y los que al sentirse mal espiritualmente, corren ante Jesús y se postran ante El y lo reconocen como el Hijo de Dios.