https://youtu.be/ovv1mW89VAQ
- Heb 10, 32-39
- Sal 36
- Mc 4, 26-34
La liturgia de hoy nos lleva a reflexionar en nosotros como semilla de mostaza, pequeños, pero que si nos dejamos llenar de los nutrientes que da la tierra, la mano del Señor, nos podremos convertir en una de las hortalizas más altas. Altas en servicio, entrega a los demás. Para ello la primera lectura nos invita a recordar los primeros días en recién iluminados, en nuestro caso puede ser por un encuentro con el Señor, producto de un retiro, una reunión o un rato de oración profundo, nos llenamos de hambre del Señor, confiamos en Él, perseveramos y nos sentimos fortalecidos contra los embates de la vida.
Sin saber cómo, cuando estamos pegados a Cristo algo va cambiando en nosotros: nuestro corazón se ensancha, nuestra alma se va saciando de consuelo espiritual, nuestra vida va adquiriendo un profundo sentido de eternidad. Es bello comprobar cómo el amor cambia muchas cosas en nosotros sin que apenas lo percibamos.
Hoy estamos siendo invitados a ser fieles y a luchar por el amor, por nuestros valores, por nuestra fe y no ser como veletas movidas por el viento del egoísmo y de los intereses del mundo. ¡Ánimo!, nosotros somos hombres y mujeres de fe, y la fe y el amor finalmente vencerán.
La certeza de alcanzar el Reino de Dios, de conocer que hay un bien mucho mayor que los bienes terrenales, es la fuerza que nos hace seguir adelante en el camino de la Fe aunque nos rodeen los problemas y los ambientes adversos. Así, este Reino de Dios —que comienza dentro de cada uno— se extenderá a nuestra familia, a nuestro pueblo, a nuestra sociedad, a nuestro mundo. Porque quien vive así, «¿qué hace sino preparar el camino del Señor (…), a fin de que penetre en él la fuerza de la gracia, que le ilumine la luz de la verdad, que haga rectos los caminos que conducen a Dios?» (San Gregorio Magno)
San Pablo nos lo dice muy claro: “No renuncies a vuestra valentía” Hoy más que nunca debemos ser valientes como aquellos hermanos nuestros de los primeros tiempos. Ya lo dijo San Juan Pablo II: “No tengáis miedo” El mal sigue acechando y nosotros debemos aferrarnos a Cristo Resucitado para vencerlo y dar testimonio de su Palabra como los Mártires de todos los tiempos.
Ya nos dice el Salmista: “La salvación del justo es el Señor… Pon tu esperanza en el Señor y practica el bien…Pon tu vida en las manos del Señor, en El confía… En la tribulación El es mi aparo.”
Nos explica el Papa Francisco del texto del evangelio: “De estas dos parábolas nos llega una enseñanza importante: el Reino de Dios requiere nuestra colaboración, pero es, sobre todo, iniciativa y don del Señor. Nuestra débil obra, aparentemente pequeña frente a la complejidad de los problemas del mundo, si se la sitúa en la obra de Dios no tiene miedo de las dificultades. La victoria del Señor es segura: su amor hará brotar y hará crecer cada semilla de bien presente en la tierra. Esto nos abre a la confianza y a la esperanza, a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos. La semilla del bien y de la paz germina y se desarrolla, porque el amor misericordioso de Dios hace que madure…”
Somos hijos de una Iglesia misionera y no es necesario ir a lejanas tierras para predicar el Evangelio, para hablar de Jesús, de su muerte y resurrección, de su amor por todos nosotros. Lo he dicho muchas veces: podemos, y debemos, ser misioneros en lo cotidiano, en el día a día de nuestro entorno familiar y laboral. Sin miedo, con la valentía de los primeros cristianos y de la mano del Espíritu Santo seremos como el grano de trigo que se rompe en lo hondo de la tierra para hacer surgir la espiga abundante bajo la luz del sol.
La antífona de la comunión nos da una promesa de parte del Señor: “Yo soy la luz del mundo, dice el Señor, el que me sigue, no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Jn 8, 12. Pidamos al Señor con la Oración Colecta que dirija nuestros pasos de manera que podamos agradarle en todo y merezcamos, en nombre de Jesús, abundar en toda clase de obras buenas. Y con el Papa Francisco roguemos para “que la santísima Virgen, que acogió como «tierra fecunda» la semilla de la divina Palabra, nos sostenga en esta esperanza que nunca nos defrauda.”
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=27-01-2023
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/01/27/crecemos-sin-saberlo/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2015/documents/papa-francesco_angelus_20150614.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Enero 2023
«Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia» (Is 1, 17). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.