https://youtu.be/vY_g1-o6Gx0
- Heb 12, 1-4
- Sal 21
- Mc 5, 21-43
Hoy, la liturgia nos lleva a meditar en la importancia, como nos dice el texto de los Hebreos , de “liberarnos del pecado que nos ata y correr con perseverancia la carrera que tenemos por delante fija la mirada en Jesús, autor y consumador de nuestra fe.” Y así poder llevar a tantos que necesitan, como lo hizo San Juan Bosco, a quien recordamos hoy, la presencia del Señor, pues hay quienes andan por la vida sangrando y requieren la fe de esta mujer para sanar, o tal vez haya otros que permanecen dormidos y necesitan de que les tomemos la mano y le digamos “levántate”. Esa fue sin duda alguna la labor de este santo quien dedicó su vida a los jóvenes.
“No se cansen ni pierdan el ánimo”, nos dice el texto de la primera lectura, y así nos invita a centrar nuestra atención en la meta que es Jesús.
De la nube tan densa de testigos que nos habla este pasaje, pasa ahora al testigo por excelencia, el pionero “que inició y consumó la fe” superando todas las pruebas; Jesús.
Y así les exhorta a la fe y a la esperanza usando una expresión realista y densa de significado: “fijos los ojos”, como cuando uno pone la confianza en otra persona y espera la respuesta de alguien que te puede ayudar a salir de la situación de sufrimiento y angustia en que te encuentras.
“Fijos los ojos en Jesús, el que inició y completa nuestra fe” y que es nuestro modelo en todo. Nosotros no podemos perder el ánimo por miedo a las pruebas, tenemos que seguir adelante por muchos sufrimientos que tengamos en la vida, pues nos dice, “Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado”
En la medida en que mantenemos nuestra mirada fija en Jesús, es difícil que nos perdamos o que lleguemos a confundir los medios como fines en sí mismos. Que nada ni nadie distraiga tu atención, no importa lo que tengamos que hacer o sufrir; recuerda que lo único verdaderamente importante es poder llegar a estar unido a Cristo y vivir con él toda la eternidad; lo demás no tiene sentido ni importancia.
Afirma el Papa Francisco al comentar el testo de San Marcos que “se trata de dos relatos entrelazados, con un único centro: la fe, y muestran a Jesús como fuente de vida, como Aquél que vuelve a dar la vida a quien confía plenamente en Él. Los dos protagonistas, es decir, el padre de la muchacha y la mujer enferma, no son discípulos de Jesús y sin embargo son escuchados por su fe. Tienen fe en aquel hombre. De esto comprendemos que en el camino del Señor están admitidos todos: ninguno debe sentirse un intruso o uno que no tiene derecho. Para tener acceso a su corazón, al corazón de Jesús hay un solo requisito: sentirse necesitado de curación y confiarse a Él. Yo os pregunto: ¿Cada uno de vosotros se siente necesitado de curación? ¿De cualquier cosa, de cualquier pecado, de cualquier problema? Y, si siente esto, ¿tiene fe en Jesús? Son dos los requisitos para ser sanados, para tener acceso a su corazón: sentirse necesitados de curación y confiarse a Él. Jesús va a descubrir a estas personas entre la muchedumbre y les saca del anonimato, los libera del miedo de vivir y de atreverse. Lo hace con una mirada y con una palabra que los pone de nuevo en camino después de tantos sufrimientos y humillaciones. También nosotros estamos llamados a aprender y a imitar estas palabras que liberan y a estas miradas que restituyen, a quien está privado, las ganas de vivir.
En esta página del Evangelio se entrelazan los temas de la fe y de la vida nueva que Jesús ha venido a ofrecer a todos. Entrando en la casa donde la muchacha yace muerta, Él echa a aquellos que se agitan y se lamentan (cf. v. 40) y dice: «La niña no ha muerto; está dormida» (v. 39). Jesús es el Señor y delante de Él la muerte física es como un sueño: no hay motivo para desesperarse. Otra es la muerte de la que tener miedo: la del corazón endurecido por el mal. ¡De esa sí que tenemos que tener miedo! Cuando sentimos que tenemos el corazón endurecido, el corazón que se endurece y, me permito la palabra, el corazón momificado, tenemos que sentir miedo de esto. Esta es la muerte del corazón. Pero incluso el pecado, incluso el corazón momificado, para Jesús nunca es la última palabra, porque Él nos ha traído la infinita misericordia del Padre. E incluso si hemos caído, su voz tierna y fuerte nos alcanza: «Yo te digo: ¡Levántate!». Es hermoso sentir aquella palabra de Jesús dirigida a cada uno de nosotros: «yo te digo: Levántate. Ve. ¡Levántate, valor, levántate!». Y Jesús vuelve a dar la vida a la muchacha y vuelve a dar la vida a la mujer sanada: vida y fe a las dos.
Pidamos a la Virgen María que acompañe nuestro camino de fe y de amor concreto, especialmente hacia quien está en necesidad. E invoquemos su maternal intercesión para nuestros hermanos que sufren en el cuerpo y en el espíritu.”
“Alaben al Señor los que lo buscan”, nos dice el Salmista, pues pidamos al Señor con la Oración Colecta que nos conceda que inflamados por amor semejante al de San Juan Bosco, busquemos el bien de las almas y vivamos entregado a tu servicio.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=31-01-2023
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2018/documents/papa-francesco_angelus_20180701.html
Palabra de Vida Mes de Enero 2023
«Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia» (Is 1, 17). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.