https://youtu.be/jM-6acBIht4
- Heb 12, 4-7. 11-15
- Sal 102
- Mc 6, 1-6.
El texto de los Hebreos, invita a los creyentes a acoger el sufrimiento que se deriva de las persecuciones y de la lucha contra el mal como prueba que hay que soportar en el presente pero que luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
Se trata, pues, de dar un sentido al sufrimiento que el autor de Hebreos encuentra en Dios Padre y en su pedagogía amorosa hacia aquellos que son sus hijos. De alguna forma, se nos quiere expresar que aquellas situaciones de mayor dificultad que atravesamos son siempre oportunidad de crecer y madurar. Detrás de la idea del Dios que nos corrige, como un padre corrige a sus hijos porque los ama, está la visión de que lo que nos acontece es siempre espacio donde Él nos manifiesta su amor y nos acompaña hacia la plenitud. Este acompañamiento implica a veces experiencias de cruz, de dolor que pueden ser experiencias pascuales de paso de la muerte y del dolor hacia la Vida, si las vivimos con la mirada fija en Cristo y confiando en que Dios está en ellas caminando con nosotros, alentando y sosteniendo nuestra marcha, pues como nos dice el Salmista:”Como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama, pues bien sabe El de lo que estamos hechos y de que somos barro, no se olvida”.
Afirma el Papa Francisco: “Mientras Jesús crecía, ése al cual llamaban hijo de un carpintero, hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón, a ése, poco a poco la relación íntima que tenía especialmente en la oración con Dios su Padre, le iba cambiando e iba inflamando su corazón de amor por los hombres, tanto así, que amó hasta dar su vida para que cada uno de nosotros comprendiéramos cuánto nos ama y nos ha amado desde toda la eternidad.”
Vemos que los que se preguntan sobre Jesús son los más cercanos, los de su tierra. Son precisamente ellos, que creen conocer bien a Jesús y tal vez por eso, quienes se sienten incapaces de descubrir en ese rostro tan cotidiano, en el hijo de una mujer del pueblo, al Dios que viene a su encuentro. Se podría decir que tienen una imagen definida y previa de quién es Jesús y no pueden abrirse a una verdad más profunda sobre Él.
A nosotros nos pasa un poco parecido. Tenemos imágenes demasiado fijas sobre las realidades y personas que tenemos delante. Con frecuencia hemos decidido lo que pueden dar de sí, lo que podemos esperar de ellas; son demasiado “normales”, demasiado “normales” para nosotros y nos cuesta descubrir que Dios está ahí, presente, vivo. Que es precisamente a través de lo pequeño desde donde actúa y manifiesta su amor transformante.
La falta de fe de aquellos que hombres y mujeres que escuchan a Jesús admirados es muchas veces la nuestra. Nos acostumbramos a oír hablar sobre Jesús, nos fascina su mensaje y su vida pero nos cuesta reconocerlo en la persona que acaba de llamar a nuestra puerta, en ese trabajo que repetimos todos los días, en ese acontecimiento sorpresivo que rompe nuestros planes.
Sin embargo, nos dice al final el texto de la primera lectura. ”Velen porque nadie se vea privado de la gracia de Dios, para que nadie sea como una planta amarga. Que hace daño y envenena a los demás.” Y la Palabra de Vida que iniciamos hoy: “Tu eres el Dios que me ve”. (Gen 16.13), nos insta para vivir acciones concretas como: detenernos y acercarnos a quienes buscan una señal y una respuesta a los muchos porqués de la vida: amigos, familiares, conocidos, vecinos de casa, colegas de trabajo, personas con dificultades económicas y acaso socialmente marginadas.
Recordar y compartir esos momentos preciosos donde hemos encontrado el amor de Dios y hemos redescubierto el sentido de nuestra vida.
Afrontar juntos las dificultades y descubrir en los desiertos que atravesamos la presencia de Dios en nuestra historia, que nos ayuda a proseguir con confianza el camino.
Para ello con el Pontifice: “Pidamos a la Santísima Virgen que nos enseñe a reconocer a su hijo Jesucristo, no en los grandes milagros, no en las cosas extraordinarias y deslumbrantes, sino en cada detalle, en cada muestra de amor que nos da día con día.
Su mirada transforma nuestras miradas, su corazón transforma nuestro corazón. Dios es Padre que busca la salvación de todos sus hijos”
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://ciudadnueva.com.ar/febrero-2023/
-
https://es.catholic.net/op/articulos/68287/cat/331/experiencia-transformante.html#modal
Palabra de Vida Mes de Febrero 2023
Tú eres el Dios que me ve” (cf. Génesis 16, 13) https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2022/12/PV-02-2023_doble.doc
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.