La liturgia de hoy, nos insta a vivir la fidelidad a toda costa, a romper con todo aquello que nos quiera seducir y caer en la tentación; a ser fieles como El lo es.
La liturgia de hoy nos recuerda que Jesucristo es el mediador entre Dios y los hombres. Él es el único sacerdote. El nos abrió un camino nuevo y viviente, a través del velo, que es su propio cuerpo.
Ante nuestra indecisión, hoy el Señor nos dice que ha venido a darle plenitud a La Ley. Y ¿cuál ley?, podríamos preguntarnos; pues sin duda alguna la Ley del Amor
La liturgia de hoy nos pide dejar de estar escondidos y mostrarnos al mundo como aquellos que confiando en El, ponemos esos elementos indispensables como son la sal y la luz para que el mundo sepa que donde estemos hay un cristiano.
Hoy en la liturgia, nuestra mirada se dirige a María, Madre de la Iglesia, quien junto a los apóstoles, perseveró en la oración a la espera del Espíritu Santo prometido por Jesús.
La liturgia de hoy nos invita a que sin importar la clase de vida que estemos experimentando, dejemos que el viento del Espíritu Santo limpie esa atmósfera y nos haga nuevas personas
Hoy en la liturgia el Señor nos invita a seguirlo, a seguir propagando su mensaje que vino a transformar la historia. Esta historia la continuamos escribiendo nosotros. Entonces: ¿Cómo la estamos escribiendo? ¿Desde qué claves?