https://youtu.be/ehZ_iZQ7y3o
- Hch 28, 16-20. 30-31
- Sal 10
- Jn 21, 20-25
Hoy en la liturgia el Señor nos invita a seguirlo, como se lo pidió en su momento a Pablo y él decidió dejar su vida anterior de perseguidor y se convirtió en su discípulo, por lo que fue perseguido. Así como lo hizo con Pedro, después de negarlo tres veces y como veíamos en el texto de ayer, lo insta a convertirse en quien apacienta los corderos y pastorea y apacienta las ovejas. Y esto porque como nos dice el Salmista “el Señor es justo y ama a los justos, a los justos verá con complacencia.
Y es que esa experiencia vivida por los discípulos en el encuentro con el Resucitado, que se nos ha recordado durante este tiempo, nos invita a experimentar, también nosotros, esa presencia del resucitado, pues fue lo que motivo el nacimiento de las primeras comunidades cristianas y tiene que ser lo que motive nuestra ilusión y nuestra esperanza, en estos tiempos difíciles para la fe.
Esa experiencia, que cambió totalmente su vida, infundió en ellos valentía, fortaleza y ánimo para anunciar y entusiasmar, con sus palabras y su actuación, tanto a gentiles como a judíos admirar y seguir a Jesús. Pasaron por dificultades, pero la confianza en que Jesús estaba con ellos, les dio fuerzas para superarlas. Las dificultades siguen existiendo, pero son un reto para nosotros y darnos cuenta que no estamos solos.
El Papa Francisco al reflexionar sobre el texto del evangelio nos explica: “El amor de Jesús debe ser suficiente para Pedro. Él no debe ceder a la tentación de la curiosidad, de la envidia, como cuando, al ver a Juan cerca de allí, preguntó a Jesús: “Señor, y este, ¿qué?” (Jn 21,21). Pero Jesús, frente a estas tentaciones, le respondió: “¿A ti qué? Tú, sígueme” (Jn 21,22)… El Señor repite hoy, a mí, a ustedes y a todos los Pastores: “Sígueme”. No pierdas tiempo en preguntas o chismes inútiles; no te entretengas en lo secundario, sino mira a lo esencial y sígueme. Sígueme a pesar de las dificultades. Sígueme en la predicación del Evangelio.”
La figura del discípulo amado es central en este fragmento y aun en todo el Evangelio de san Juan. Puede referirse a una persona concreta —el discípulo Juan— o bien puede ser la figura tras la cual puede situarse todo discípulo amado por el Maestro. Sea cual sea su significación, el texto ayuda a dar un elemento de continuidad a la experiencia de los Apóstoles. El Señor Resucitado asegura su presencia en aquellos que quieran ser seguidores.
«Si quiero que se quede hasta que yo venga» (Jn 21,22) puede indicar más esta continuidad que un elemento cronológico en el espacio y el tiempo. El discípulo amado se convierte en testigo de todo ello en la medida en que es consciente de que el Señor permanece con él en toda ocasión. Ésta es la razón por la que puede escribir y su palabra es verdadera, porque glosa con su pluma la experiencia continuada de aquellos que viven su misión en medio del mundo, experimentando la presencia de Jesucristo. Cada uno de nosotros puede ser el discípulo amado en la medida en que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, que nos ayuda a descubrir esta presencia.
Por eso, el llamado que nos hace Jesús a seguirlo no supone una similitud en la vocación; cierto que todos somos llamados a seguir al maestro, pero el destino de cada uno es diferente, además el llamado a seguir a Jesús se realiza de un modo particular en cada cristiano.
Somos llamados a seguir a Jesús y somos invitados a compartir con él su estilo de vida, su manera de relacionarse con Dios y con el mundo, pero el modo de responder a estas exigencias es diferente en cada individuo. Pedro ha sido invitado por Jesús al seguimiento, del mismo modo que lo fue aquel día que le pidió dejar las redes para seguirlo; pero ahora el llamado ya no se refiere a la evangelización del mundo, sino a la experiencia de la vida íntima con Jesús. Toda vocación tiene dos vertientes, el llamado a la misión y el llamado a la intimidad con Jesús.
Pero el llamado a la misión no tiene sentido sin el llamado a la intimidad y amistad con Jesús, porque lo que se va a anunciar no es una filosofía ni una doctrina, se va anunciar la experiencia de amor y amistad con el Hijo de Dios. Sólo quien ha experimentado el amor de Jesús es capaz de anunciarlo a los demás.
Podríamos detenernos y meditar pues esta historia la continuamos escribiendo nosotros. Entonces: ¿Cómo la estamos escribiendo? ¿Desde qué claves?
Nosotros, como seguidores de Jesús, tenemos que escribir la historia como lo hizo Resucitado y sobre todo con su fuerza, con su Espíritu. Con esa fortaleza que el Espíritu nos comunica tenemos que pasar por la vida haciendo el bien, sembrando esperanza, alegría e ilusión. Es la mejor manera de ser testigos del Resucitado.
Bibliografía:
- PildorasdeFe.com
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Junio 2022
«Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti» (Sal 16, 2) https://www.focolare.org/espana/es/news/category/parola-di-vita/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.