- Hch 2, 1-11
- Sal 103
- Rom 8, 8-17
- Jn 14, 15-16. 23-26
La liturgia de hoy nos invita a que sin importar la clase de vida que estemos experimentando, dejemos que el viento del Espíritu Santo limpie esa atmósfera y nos haga nuevas personas, que nos llene y siga renovando esa experiencia interior que tenemos de Ti y para que cada día podamos ver plasmada su imagen en los demás. Por eso con la Secuencia pidamos que venga y nos ilumine con su Luz, entra hasta el fondo del alma de todos los que te adoran; y pensemos sólo en la bondad, la amabilidad, la ternura de Dios! Dios sigue siendo bueno, aunque nosotros seamos malos, o nos vaya mal Y nos deja al Espíritu Santo.
Sigamos al Amor, pues enriquecida nuestra alma con la capacidad de anunciar “las maravillas de Dios” que “cada uno oía en su propia lengua” (cf. Hch 2,6b); y con una diversidad de dones, servicios y funciones con los cuales “el Espíritu se manifiesta para el bien común” (cf. 1Cor 12,7), la Iglesia renueva en Pentecostés su vocación evangelizadora y misionera. La paz del Resucitado es la fuente de la alegría apostólica y con el don del Espíritu es enviada al mundo para ser signo de perdón (cf. Jn 20,23).
En la vida Apóstoles, como acabamos de leer en la primera lectura, Lucas presenta Pentecostés como un nuevo Sinaí, en el que la ley es inscrita en el corazón de todos y que la unidad solo se puede construir asumiendo las diferentes formas de vivir y pensar de la humanidad. Para hubo dos experiencias fundantes de encuentro con Cristo: la del llamado al seguimiento y la de la mañana de la Resurrección. En ambas experiencias, la alegría y la renovación son un denominador común que se hace proyecto de vida.
Cuando el Resucitado se hace presente en nuestra vida (personal y eclesial), todo es llamado a la alegría y a la renovación. Alegría que no es sólo una experiencia anímica; renovación que no sólo un simple cambio. Alegría y renovación nos recuerdan el corazón de la experiencia del encuentro con Jesús de Nazaret.
Jesús Resucitado concede el Espíritu para que los Once puedan vivir la misión evangelizadora con la misma radicalidad y el mismo horizonte que lo vivió Él, es decir, para testimoniar que el Padre ama a la humanidad y que quiere su salvación. En consecuencia, la alegría y la renovación también son signos de la presencia del Espíritu que acompaña a la Iglesia en su misión. Ambas son el fundamento para que el anuncio y la vivencia del perdón sea real y significativo.
Es importante recalcar que el primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos en compañía de María, y estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir el Espíritu. «De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno» (Hch 2,2-3).
El Salmista quien alaba al Señor por sus maravillas, subraya qué hay un solo Dios e insiste en la bondad “Señor Dios mío inmensa es tu grandeza…Que Dios sea glorificado para siempre…”
Pablo en la segunda lectura hace hincapié en la necesidad de dejarnos guiar por el Espíritu Santo y así poder disfrutar de su Herencia como hijos suyos y coherederos con Cristo.
Por eso como afirma el Papa Francisco, “lo que necesitamos, sobre todo, es el Espíritu: es Él quien pone orden en el frenesí. Él es la paz en la inquietud, la confianza en el desánimo, la alegría en la tristeza, la juventud en la vejez, el valor en la prueba. Es Él quien, en medio de las corrientes tormentosas de la vida, fija el ancla de la esperanza. Es el Espíritu el que, como dice hoy san Pablo, nos impide volver a caer en el miedo porque hace que nos sintamos hijos amados (cf. Rm 8,15). Él es el Consolador, que nos transmite la ternura de Dios.”
Ese mismo Espíritu se está derramando hoy sobre la tierra gratuitamente… ¡Qué gran torpeza sería no acudir a recibirlo, no abrir las puertas y ventanas del alma para dejarle entrar! … arriesguémonos a soltarnos de nosotros mismos, para que el Viento nos lleve, y el Fuego nos abrase… Como María, ¡Nos llenamos de Dios!
Bibliogrfia:
- Folleto La Misa de Cada Día
- PildorasdeFe.com
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/06/05/llenarnos-de-dios/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Junio 2022
«Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti» (Sal 16, 2) https://www.focolare.org/espana/es/news/category/parola-di-vita/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.