Hoy nuestra meditación se basa en la experiencia de los israelitas se asustan y comienzan a lanzar quejas contra Moisés, pues se sienten desilusionados de la promesa que Dios a través de este profeta les había dado.
En la liturgia de hoy Jesus, nos invita a cruzar el mar de la vida. No tengamos miedo, aprendamos a confiar totalmente en Aquel que es infinitamente más grande y poderoso de lo que podemos imaginar.
Para vivir como Dios quiere que vivamos, es esencial que aprovechemos al máximo nuestro tiempo. Una adecuada y óptima organización nos brinda la capacidad de gestionar bien el tiempo.
La liturgia de hoy nos invita a llevar a cabo en nuestra vida acciones concretas como; aprender y enseñar a orar/estar con Jesús, descansar en él. Y aprender a ser pastores unos de otros, acogernos y hacer que menos hermanos se nos alejen por no encontrar lo que necesitan.
Hoy mediataremos sobre si realmente nos consideramos buenos. Para ello solo sigue mi voz, nos dice Jesús. No tiene mayor complicación, pero ¡ay Señor!, existen tantas voces. ¿A cuál le hacemos caso?