Anoche en mi rato de recreación, retomé la lectura del libro de C. Baxter Kruger, El Regreso a la Cabaña. Y me quedé impactada con esta página que hoy queridos lectores quiero transcribirles, porque considero que cualquier modificación sería por decirlo de alguna manera una aberración espiritual:
“…La vida tiene que ver con escuchar que Papá grita nuestro nombre. En realidad no tiene mayor complicación. Cuando escuchamos que el Alba de Jesús grita nuestro obre, bautiza nuestros mundos internos con una certeza extraterrena. En el Nuevo Testamento esta certeza extraterrena se llama parresia: confianza, libertad, audacia y convicción. Estamos hechos para vivir nuestra vida con el bautismo de esa certeza; así estamos programados. Por decirlo de algún modo, estamos programados para escuchar al Papá de Jesús. Y cuando lo hacemos, la consecuencia es La Paz; la certeza se asienta en nuestras almas y la inesperada alegría llena la habitación de nuestras vidas destrozadas. Vemos con nuevos ojos y vemos la gloria por todas partes.
He escuchado cientos de sermones sobre la “voluntad de Dios”, algunos llenos de remordimiento por “conformarse con estar en segundo lugar ante Dios”. Creo que la voluntad del Padre, el Hijo y el Espiritu para nosotros es que sepamos lo mismo que Jesús sabe, veamos lo que Jesús ve y experimentemos lo que Jesús experimenta cuando mira el rostro de su Padre. Considera lo que siente Jesús al ver los ojos de su padre y escuchar: “Eres mi Hijo amado, en quien me he complacido”. Me atrevo a decir que no es tristeza ni temor; tampoco o ansiedad, terror o desesperanza. Pienso que el alma de Jesús ha sido bautizada de certeza extraterrena, de la libertad, la confianza y la esperanza que nacen del corazón del Padre. . Jesús puede vivir la vida en la dicha del bautismo, en la libertad del Espíritu. El sueño de la Santísima Trinidad consiste en que nosotros también, lo hagamos. Podremos ser madres y padres, amigos y vecinos, golfistas, poetas y jardineros, cavadores de zanjas y maestros, en el certeza de la voz de Papá. El cielo.
Me encanta la escena de La Cabaña, donde Papá le dice a Mackenzie: “¡Solo sigue mi voz! No tiene mayor complicación, pero ¡ay Señor!, existen tantas voces. El Papá de Jesús nos ama, para siempre y grita nuestro nombre con un rostros sonriente, pero nuestros son tan extraños. Tenemos heridas que vienen de nuestra infancia, escuchamos la decepción en la voz de nuestros padres y los sermones sobre un dios iracundo, junto con el susurro constante de “no soy importante, no soy digno de amor, nos soy suficientemente bueno, no estoy bien”. Hay divorcios y crisis económicas, abusos y traición delos amigos y pérdidas abrumadores que conspiran entre sí para apagar la voz del Padre de Jesús…
La verdad es que Jesús atravesó todos los mundos para encontrarnos. Se convirtió en lo que somos, ingresó a nuestro mundo de confusión… Logró ubicarse en nuestra oscuridad, en los sitios llenos de temor dentro de nuestra alma, y ahí plantó su tienda para siempre, y trajo al Padre y al Espíritu Santo consigo. No podemos decir: Soy bueno” porque no conocemos quiénes somos y la gloria que habita dentro de nosotros. Pero gracias a Jesús dentro de nosotros existe la vida trinitaria de Dios, con toda su bondad y su belleza, su justicia y su santidad, su alegría inexplicable, su amor y sus risas: “Soy Bueno”, porque Jesús y su Padre y el Espíritu Santo me han encontrado y viven dentro de mí.
¿Qué sucederá cuando la gran danza de la vida trinitaria, del amor y la libertad; cuando la belleza, la bondad y la justicia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo -que habitan dentro de nosotros- se suelten, por así decirlo de algún modo, para gobernar con desenfreno nuestras vidas y nuestras relaciones, mientras trabajamos y mientras jugamos?
¿Qué esta impidiendo que esto suceda? ¿Cuál es el obstáculo? ¿Qué introducimos dentro de la ecuación de la vida trinitaria que se compare con nosotros en todo momento? ¿Qué nos impide creer en el grito de Papá? Es simple, pero no es fácil. Como Mackenzie, no tenemos una postura neutral. Traemos un montón de basura a la conversación en la cocina.”
Aclaro, para quienes no han leído el libro, esta conversación en la cocina se refiere a cuando Mackenzie se cierra por sus heridas a aprovechar al máximo su conversación con Papá mientras este cocinaba.
Verdad que este texto es demasiado hermoso y revelador para que se los transcribiera. No me atreví a cambiarle, ni un punto, ni una coma.
En la vida, de verdad, cargamos tanta basura emocional y hasta espiritual que nos impide abrirnos a este regalo de la vida extraterrena y a convivir con la vida trinitaria que Jesús no ha traído. Y, oh por Dios, cuánto nos perdemos, cuánto nos subvaloramos, cuando nos angustiamos y la solución no es nada complicado, como nos dice Baxter Kruger.
Oremos.
Te adoro, Dios tres veces santo, Padre, que nos has creado, Hijo que nos has redimido con tu sangre en la Cruz, Espíritu Santo que nos santificas con las gracias que nos concedes todos los días. Te pido guarde en mi alma tu semejanza o imagen, a fin de que, un día pueda escuchar tu voz que me llama y me invita a vivir en esta gran danza de la vida trinitaria, del amor y la libertad que solo ustedes saben dar. Dame fe, amor y esperanza Santísima Trinidad.
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p align=”left”>En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.