La liturgia de hoy nos confronta con nuestra tendencia a ser solo atentamente buenos y a abrir el corazón al Espíritu para discernir entre aquello que esta bien fundado y lo que sí debemos cambiar.
La liturgia de hoy nos enseña que Dios que ama a su pueblo respeta sus decisiones, no hace acepciones entre buenos y malos, sino que acompaña en su caminar a todos y nos encamina hacia la Salvación.
¿Por qué piensan así? Es la pregunta que él Señor nos hace hoy también a nosotros ante nuestra actitud tantas veces tan discorde con la de ser sus discípulos.
La liturgia de hoy nos muestra enseñanzas muy importantes para nuestra vida: Actuar coherentemente con lo que pedimos, reconocer nuestra lepra, confiar plenamente en El y agradecerle por su obra siempre.