Reinventarse es fruto de algún detonante, no es algo que las personas hagamos por gusto. No se trata de cambiar quiénes somos sino de trabajar en nosotros mismos sin perder nuestra esencia.
En la liturgia de hoy Pablo nos invita a reflexionar sobre la transitoriedad de la vida, nada es permanente y el evangelio nos insta a vivir las bienaventuranzas, como caminos que nos llevan a la vida verdaderamente feliz.
La liturgia de hoy nos presenta a un Jesús que ora, elige y no tiene vergüenza de estar cerca de la gente. Es el llamado que nos hace a cada uno de nosotros.
Ante la pregunta que nos hacemos a veces: ¿ Qué es lo que necesito para ser discípulo de Jesús? la liturgia de hoy nos ilumina acerca de que quizá estamos obviando lo verdaderamente importante.
La liturgia de hoy nos habla acerca de aprender a liberar nuestra mente y nuestra vivencia religiosa, no caer en merecimientos, como tampoco en rigurismos.
Los fariseos y escriban reprochan a Jesús pues no logran entender que El nos trae vino nuevo para echarlo en odres nuevos, así se conservan el vino y los odres.