https://youtu.be/k40N-eYhag0
- 2 Re 5, 1-15
- Sal 41
- Lc 4, 24-30
La liturgia de hoy nos muestra como el Señor siempre quiere sanarnos nuestra lepra, solo tenemos que darle cabida en nuestro corazón, confiar en El y obedecerle.
En la primera lectura vemos como, el profeta judío Eliseo, cuyo nombre significa “Dios salva”, en nombre de su Dios, cura a Naamán de su lepra, sin grandes y costosos procedimientos, a través de bañarse siete veces en el río Jordán, aunque inicialmente Naamán pensó que era una tontería lo que Eliseo le pedía y ya había decidido marcharse enfermo. Sin embargo, sus siervos (que podríamos identificar con la comunidad), lo convencieron de que hiciera lo que se le pedía. Resultado: quedó sano. Lo que lleva a Naamán a confesar al verdadero y único Dios: “Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel”.
En este pasaje, es claro lo que significa tener fe y el apoyo de la comunidad. Fe es obedecer, aunque lo que se nos pida parezca una tontería, algo fuera de sentido. En ocasiones nos encontramos con hermanos para los cuales la voluntad de Dios en ese momento resulta difícil de aceptar; decisiones que resultan ilógicas. Es entonces cuando la fe alcanza su valor máximo, y es cuando nosotros podemos ser el instrumento para ayudar a quien duda a continuar adelante y así llevarlo a hacer la voluntad de Dios.
Y es que entre quienes oyen al Señor en Nazaret, como lo acabamos de leer en el evangelio, algunos no acogen su Palabra ni a Él, porque ya “se conocen” a Cristo ¡Es de su pueblo! Y “ningún profeta es aceptado en su pueblo”. Así nos lo explica el Papa Francisco: “los de Nazaret no aceptaron a Jesús, porque estaban demasiado seguros en su ‘fe’, de tal manera seguros en la observancia de los mandamientos, que no tenían necesidad de otra salvación. Este es el drama de la observancia de los mandamientos sin la fe: ‘yo me salvo sólo porque voy a la sinagoga todos los sábados, trato de obedecer los mandamientos, pero que no venga éste a decirme que eran mejor que yo el leproso y la viuda, porque esos eran marginados’.Entretanto Jesús nos dice: ‘¡Mira que si tú no eres marginado y no te sientes marginado, no tendrás salvación!’ Esta es la humildad, la vía de la humildad: sentirse talmente marginados que necesitamos la salvación del Señor. Solamente él nos salva y no nuestra observancia de los preceptos. Esto no les gustó y querían asesinarlo.”
La historia se repite, quizás, la diferencia sea que hoy la manera en que se rechaza al profeta es diferente. Hoy ya no se les busca para matarlos, simplemente se les ignora.
Pensemos en cuántas veces hemos escuchado a Jesús en la Misa, en un retiro, en una conversación y, cuántas veces hemos hecho caso omiso de sus palabras. ¿Cuántas veces nos ha mandado diferentes profetas en la persona de nuestros padres, maestros, amigos, sacerdotes, buscando un cambio en nuestra vida, buscando nuestra conversión y nosotros simplemente hemos dejado que la palabra o el consejo entre por un oído y salga por otro?
Ciertamente nosotros no hemos despeñado a Jesús desde la barranca, pero ¿cuántos de nosotros lo tenemos silenciado dentro de un cajón o lleno de polvo en un librero? La Cuaresma nos invita a abrir no sólo nuestro corazón, sino toda nuestra vida al mensaje de los profetas, al mensaje de Cristo, a su Evangelio y a su amor. No desaprovechemos esta oportunidad.
Nosotros podemos – y en ocasiones lo hacemos – no dar a cabida en nuestro corazón a la palabra con que cada día se dirige a nosotros en la liturgia de estos días, en los acontecimientos de cada jornada… Esto, tiene consecuencias importantes; no podrán ser curados como Naamán el sirio, ni alimentados como la viuda de Sarepta. Por eso, en este tiempo especial de gracia que es la cuaresma, debemos vigilar para que no nos suceda como a aquellos habitantes de Nazaret.
Tenemos que hacer examen y darle a Cristo el derecho a que nos muestre la verdad de cuanto hay en nuestra vida, bueno y malo, y así, podamos confesarlo y Él pueda perdonarnos, sanarnos de nuestras lepras como a Naamán curarnos.
Por eso con el Salmista digámosle al Señor que estamos sedientos de El, “del Dios que da vida… Envíame, Señor tu luz y tu verdad, que ellas se conviertan en mi guía…Al Altar del Señor me acerque.”
Señor, te pido que me enseñes a obedecerte de un modo total, a no cuestionar lo que me pides, sino simplemente dejarme llevar por tu mano y tu instrucción.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=13-03-2023
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/03/13/acoger-la-palabra-que-nos-sana/
- http://es.catholic.net/op/articulos/13093/ning#modal
Palabra de Vida Mes de Marzo 2023
“ Vivan como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad,justicia y verdad» (Ef 5, 8-9) | https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2022/12/PV-03-2023_doble.doc
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.