Categoría: Liturgias Diarias

Esta celebración nos motiva a reflexionar sobre el misterio de la entrega de Cristo, pues la Palabra se ha hecho carne y Dios no deja de cumplir sus promesas

Hoy asistamos en forma digital a la Eucaristia con el Papa Francisco y disfrutemos de la Comunión Espiritual en compañía del Santísimo. Recordemos: Somos iglesia donde estemos, pues hagamos presencia del Señor donde nos encontremos.

La liturgia de hoy, nos presenta una excelente oportunidad de reflexionar sobre nuestra actitud ante esta situación de aislamiento que nos hemos visto forzados a llevar y que ,nos puede ser de gran provecho, o no, dependiendo de nuestra actitud, como una maravillosa oportunidad para prepararnos a vivir  de una manera única la Semana Mayor.

Somos invitados en este IV domingo de Cuaresma y en esta particular época de crisis y aislamiento, a vivir más allá de nuestros propios criterios y a abrirnos a los de Dios, a confiar, a tener fe, a mostrar nuestra caridad, nuestra obediencia y nuestra solidaridad. Así nos invita la Oración Colecta “con generosa entrega y fe viva y como el ciego decirle “ Creo Señor” y postrándonos adornarlo. .  

El tiempo de cuaresma, y esta época de especial retiro, nos lleva a reflexionar  y a meditar en cuántas veces, nosotros también, como al pueblo de Isrrael que nos narra Óseas, le hemos dado la espalda al mismo Dios, nos hemos alejado de Él, entonces el Señor nos pide reconocer nuestro pecado y arrepentirnos. Y entonces, qué va a hacer Dios ante el arrepentimiento de su pueblo?

En medio del camino cuaresmal y con la crisis que estamos viviendo no solo de salud física, sino también emocional y espiritual, asi como económica, la liturgia de hoy nos presenta la figura de San José, Hombre qué pasó por su noche oscura, pero escuchó la voz de Dios, creyó y obedeció

Hoy la liturgia y la realidad mundial que vivimos por el coronavirus, nos confronta con una realidad que se vive en muchos hogares, pues lastimosamente en muchas de nuestras casas, hemos caído en la superficialidad, el consumismo y nunca, o casi nunca, se habla de Dios, de sus mandamientos, de los valores y fundamentos del Evangelio.

Cuaresma es tiempo de sinceridad y reconocimiento de nuestra condición pecadora. Hoy el Señor nos confronta con nuestra capacidad de perdón y nos llama a reflexionar en cuántas veces debo perdonar…

La humildad cristiana consiste en decir la verdad: “Soy pecador, soy pecadora”. Decir la verdad: es esta nuestra verdad. Pero hay otra: Dios nos salva. Pero nos salva allí, cuando nos marginamos; no nos salva en nuestras seguridades..