?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- 2 Re 5, 1-15
- Sal 41 y 42
- Lc 4, 24-30
La liturgia de hoy nos manifiesta con claridad la unidad que articula el mensaje de la Escritura. Hay una savia común que nutre la palabra del Antiguo y Nuevo Testamento: el progreso en el desvelamiento del Dios de Israel que culmina en la revelación del Dios de Jesús como misericordia entrañable. Ante esta realidad se dan diferentes reacciones: la reticencia, el desconcierto, la prevención, la duda o la abierta discrepancia.
La primera lectura, nos debe dejar claro lo que significa tener fe y el apoyo de la comunidad. Fe es obedecer, aunque lo que se nos pida parezca una tontería, algo fuera de sentido. Naamán pensó que era una tontería lo que Eliseo le pedía y ya había decidido marcharse enfermo.
Sin embargo, sus siervos (que podríamos identificar con la comunidad), lo convencieron de que hiciera lo que se le pedía. Resultado: quedó sano. En ocasiones nos encontramos con hermanos para los cuales la voluntad de Dios en ese momento resulta difícil de aceptar; decisiones que resultan ilógicas. Es entonces cuando la fe alcanza su valor máximo, y es cuando nosotros podemos ser el instrumento para ayudar a quien duda a continuar adelante y así llevarlo a hacer la voluntad de Dios.
Sólo la confianza nos capacita para el conocimiento y la experiencia de este don de amor que cura las lepras más visibles, así como la prepotencia más escondida.
Por eso con el salmista decimos: …”Enviame Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía…”
El evangelista Lucas nos presenta a un Jesús “hermeneuta”; sí, un Jesús que no sólo lee la Escritura, sino que se encuentra en ella y mira la vida desde ella. Resulta fascinante contemplar cómo Jesús aplica la analogía de la fe en la interpretación del libro de Reyes y enfoca la verdad del mensaje a su momento personal. Un referente magistral que muestra la actitud adecuada con la que hemos de asomarnos a la Palabra.
Afirma el Papa Francisco: …”Los leprosos y las viudas, en aquel tiempo estaban marginados. Sin embargo, estos dos marginados, acogiendo a los profetas, se salvaron.
Sin embargo, los nazarenos no aceptan a Jesús, porque estaban seguros en su fe, tan seguros en la observancia de los mandamientos que no necesitaban otra salvación…
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p data-removefontsize=”true” data-originalcomputedfontsize=”17″>Este es el mensaje de hoy, de esta tercera semana de Cuaresma, si queremos ser salvados, debemos elegir el camino de la humildad.
María, en su Cántico, no dice que está contenta porque Dios ha mirado su virginidad, su bondad y su dulzura, virtudes que ella tenía, no. Sino que el Señor ha mirado la humildad de su sierva, su pequeñez, la humildad. Y esto es lo que mira el Señor. Debemos aprender esta sabiduría de marginarnos, para que el Señor nos encuentre.
La humildad cristiana no es la virtud de decir: “Pero yo no sirvo para nada” y esconder allí la soberbia, no, no La humildad cristiana consiste en decir la verdad: “Soy pecador, soy pecadora”. Decir la verdad: es esta nuestra verdad. Pero hay otra: Dios nos salva. Pero nos salva allí, cuando nos marginamos; no nos salva en nuestras seguridades..”
Mes de Marzo
Intención de oración universal
Recemos por la Iglesia de China.
Recemos para que la Iglesia en China persevere en la fidelidad al Evangelio y crezca en unidad.
Palabra de Vida .
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.” (Mateo 7, 12)
Esta Palabra nos impulsa a ser creativos y generosos, a tomar la iniciativa, a tender puentes hacia quien no es nuestro amigo, como Jesús mismo hizo. Nos exige la capacidad de salir de nosotros para ser testigos creíbles de nuestra fe.
Perseverando veremos cambiar el mundo a nuestro alrededor poco a poco. Comprenderemos que el Evangelio comporta la vida más fascinante, enciende la luz del mundo, le da sabor a la existencia, tiene en sí el principio de la resolución de todos los problemas. No descansaremos hasta poder comunicar nuestra extraordinaria experiencia a otros: a los amigos que pueden comprendernos, a los parientes, a todo aquel que sintamos poder ofrecerla. Renacerá la esperanza”.
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.