“Que la Virgen María, mujer de la escucha dócil y de la obediencia feliz, nos ayude a acercarnos cada vez más al Evangelio, para ser cristianos ¡no “de fachada”, sino de sustancia!”
Nunca debemos apartarnos de Dios, necesitamos de su ayuda tanto en nuestra debilidad como en nuestra vida cotidiana. Examen de conciencia, meditación y reconciliación y Eucaristia, son la fórmula de una vida mejor y más plena.
¿Cómo vivimos nosotros la Eucaristía? ¿Cómo vivimos la Misa, cuando vamos a Misa los domingos? ¿Es sólo un momento de fiesta? ¿Es una tradición bien establecida, que se hace? ¿Es una ocasión para encontrarnos o para sentirnos bien, o es algo más?
La liturgia de hoy, aunque parecería lejano a nosotros, es de gran actualidad pues todavía nos encontramos con hermanos que piensan que el cumplimiento de la “ley”, al margen del Espíritu, les dará vida.
El Señor nos pide hacer brillar su fuerza resucitada y resucitadora, el interruptor para que se prenda esa luz es la fe. Somos llamados a ser luz del mundo y a darle sazón bueno para que se realice la transformación de esta sociedad.
Salvando las distancias, Jesús nos dice algo parecido a cualquiera de nosotros: Tú sígueme y que nada, ni nadie, ni la situación de otras personas, te impidan seguirme: “Tú sígueme”
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Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Una pregunta sencilla y muy difícil de responder, auque sabemos que si seguimos fieles, con una fe sólida, bien asentada, escucharemos su invitación: SÍGUEME.
Tres enseñanzas que el texto de hoy nos brinda, nos dice el Padre Yepes en el audio, Unidad, Comunidad y Amor entre todos y así obtendremos la Vida Eterna.