Señor, gracias por animarme cada día a ejercer con alegría y fuerza mis funciones; aunque te confieso que también yo he sentido mi cuerpo fatigado.
Quiero descansar en Ti. Renuévame y arranca de mí todo aquello que no me permite ver que primero existe la compasión antes que el descanso.
Sólo Tú entiendes el agotamiento físico al que me he visto sometido, pues también experimentaste la fatiga e invitaste a tus discípulos al descanso.
A veces me pregunto: ¿Cómo podré reposar tranquilo en mi hogar, si no he visitado a ese familiar que se encuentra enfermo desde hace mucho?
Señor, Tú que hiciste tanto bien, no te importó olvidarte de Ti mismo, te pido perdón por las veces en que he dejado a un lado la compasión por mi comodidad.
Nadie mejor que Tú conoce mis desánimos y sabes cómo levantar mi alma fatigada. Sé que a veces merezco un descanso, pero debo aprender a ser paciente.
Ven, Dios mío, ten compasión de mí y dame un corazón manso y humilde como el tuyo, un corazón capaz de amar, perdonar y consolar
Tú eres mi escudo, oh mi dulce amor, mi fuente de Gracias eternas. Confío en la fuerza de tu amor que todo lo sana y lo magnifica. Amén.
Propósito para hoy.
Leer un pasaje del evangelio que trate sobre alguna de las curaciones que realizó Jesús, para así, comprender un poco más de él y de su misericordia. Sugerencia: Lucas 6,6-11
Frase de reflexión.
“Que todos los hombres puedan llegar a Cristo, Luz de Verdad, y que el mundo avance por el camino de la justicia y de la paz”. Papa Francisco.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.