Hoy en el marco de la celebración de las Temporas por la actividad humana, liturgia nos insta a vivir cumPara quien tiene estos apegos «la riqueza es un ídolo. No tiene necesidad de un pasado, de una promesa, de una elección, de futuro, de nada. Aquello de lo que se preocupa es de lo que puede suceder». Pero ciertamente no le orienta hacia una promesa y por ello permanece confundido, solo. «Por ello Jesús nos dice: “O Dios o la riqueza, o el reino de Dios y su justicia o las preocupaciones”. Sencillamente nos invita a caminar por la senda de ese don tan grande que nos dio: ser sus elegidos. Con el bautismo somos elegidos en el amor», afirmó el Pontífice.pliePara quien tiene estos apegos «la riqueza es un ídolo. No tiene necesidad de un pasado, de una promesa, de una elección, de futuro, de nada. Aquello de lo que se preocupa es de lo que puede suceder». Pero ciertamente no le orienta hacia una promesa y por ello permanece confundido, solo. «Por ello Jesús nos dice: “O Dios o la riqueza, o el reino de Dios y su justicia o las preocupaciones”. Sencillamente nos invita a caminar por la senda de ese don tan grande que nos dio: ser sus elegidos. Con el bautismo somos elegidos en el amor», afirmó el Pontífice.ndo nuestros deberes laborales como si trabajáramos para Dios y, no a poner el éxito meramente material como prioridad.

En el marco de la celebración de Cristo Rey, festividad que marca el final del Año Litúrgico, los textos nos muestran el camino para dejarnos liberar por el Señor,  rechazar todo mal y permitir que El nos introduzca en la novedad de su Reino.

Hoy la liturgia nos invita a vivir, como la familia de Maria, ante espiritualidad basada en la fe que nos lleve con esperanza a vivir esta vida en pro de la Vida Eterna.

Hoy en la celebración de las Temporas de Penitencia, la liturgia nos sitúa en la reflexión de nuestra actitud frente al pecado, pues la salvación entra en el corazón solamente cuando abrimos el corazón en la verdad de nuestros pecados.