En el segundo domingo de Adviento y fiesta de la Inmaculada Concepcion, recordamos estos tres aspectos de nuestra fe que están subrayados de modo singular en la proclamación de la Inmaculada:
Primero: la estrecha relación que existe entre María y Jesucristo –hay una estrecha relación entre María- Jesús-Iglesia, son tres cosas inseparables-
Segundo: Ver que la plenitud de la obra de la Redención, lo vemos cumplida en María.
Tercero: La absoluta enemistad entre María y el Pecado.
Oracion del evangelio del 6 de diciembre 2019. Mt 9,27-31
Señor mío, gracias por el amor que derramas sobre mí cada día, por todas las bendiciones que hoy me concederás y por cada una de las manifestaciones de amor que pondrás en mi camino para hacerme feliz Quiero hoy, y desde este momento, reconocerme ciego ante tu presencia, porque muchas veces no me doy cuenta…
Liturgia del 6 de diciembre 2019. El Señor es mi luz y mi salvación.
Nuestra preparación a la Navidad, a la fiesta en la que el Dios que salva se hace hombre, debe forzosamente incluir una vitalización de nuestra fe en el Dios que no nos abandona, sobre todo en los momentos difíciles. Hijo de David, compadece de nosotros!, debe ser nuestro clamor al Señor, pues nuestra relación con el Señor, es precisamente esto, una relación humilde y confiada desde mi criaturidad con el Creador.
Tu del 5 de diciembre 2019. Confíen siempre en el Señor porque El es nuestra fortaleza para siempre.
Hoy recibimos una invitación a pasar por el corazón un día de nuestra vida, a poner nombre a aquello que hemos ido viviendo, realizando y después a preguntarnos ¿En qué medida hemos ido, a través de ello, viviendo el amor y el abrazo de Dios a la realidad concreta y a los otros que Dios va poniendo en nuestro camino? ¿Hemos podido vivir esa realidad desde la esperanza puesta en Cristo y desde el deseo de seguirle? Pidamos en este día al Señor que nos ayude a enraizarnos cada vez más en Él para que sea nuestra roca.
Liturgia del 4 de diciembre 2019. Esperemos y gocémonos en la esperanza que nos trae la Encarnación.
La lectura del profeta Isaías nos sitúa en una comida preparada por el Señor. El banquete es como la vida en el Reino de Dios. La realidad no defrauda a los que esperan. Las lágrimas de los que sufren serán enjugadas. Ya no habrá llanto ni dolor. El evangelio nos lleva a meditar en la gente que en medio de su dolor y angustia acuden al Señor porque ven en El un hombre distinto. El anuncia un nuevo mundo y lo respalda con su testimonio.