La liturgia de la Palabra de este domingo tiene en común un reclamo a la fe, a vencer las dificultades para creer, para ser profetas en medio de esta sociedad actual.
Hoy vamos a meditar sobre la incredulidad de Santo Tomás y nuestra incredulidad y trataremos de encontrar el camino que el Señor nos brinda para ser crédulos.
Celebramos hoy a Santo Tomas, y la liturgia nos muestra como al igual que en Pablo de Tarso, la experiencia contemplativa de Tomás con el Resucitado le transformó en un “subversivo del Espíritu”.
Misericordia quiero y no sacrificios. Hoy, querido lector, el evangelio Mt 9, 9-13 nos brinda esta impactante frase que nos invita a romper con muchos paradigmas que nos hemos formado
La liturgia de hoy nos invita a seguir los caminos de Jesús que al igual que su Padre, consuela y nos anima a vivir un auténtico cristianismo basado en la misericordia y no en los sacrificios.
Hoy quisiera comentarles sobre Pablo, otro gran líder de nuestra Iglesia a quien también conmemorábamos ayer. La herida de Pablo y la de muchos de nosotros a la que nos referiremos hoy es a la herida del ego.
El proyecto de Dios para nuestra vida se mueve muchas veces de manera extraña para nosotros, pero Dios siempre nos auxilia, solo que la infinita potestad divina llega hasta donde se lo permite nuestra “poderosa” libertad.