Hoy les invito a iniciar un ciclo de reflexiones acerca de la Paz. Un tema un poco degradado por el mundo.
Iniciamos como creyentes asegurando que la Pascua es el gran fundamento de la vida cristiana, que nos hace pasar de la utopía a la realidad, de la mentira al amor, del miedo a la paz.
En San Juan 16,20 nos dice “su tristeza se convertirá en alegría” y nos comenta el Papa Francisco “La alegría cristiana es la respiración del cristiano, un cristiano que no es alegre en el corazón no es un buen cristiano. Es la respiración, el modo de expresarse del cristiano. La alegría no es algo que se compra o yo la hago con el esfuerzo: no, es un fruto del Espíritu Santo. Quien causa la alegría en el corazón es el Espíritu Santo. La alegría no es vivir de carcajada en carcajada. No, no es eso. Es otra cosa. La alegría cristiana es la paz. La paz que hay en las raíces, la paz del corazón, la paz que solamente Dios nos puede dar. Esto es la alegría cristiana. No es fácil custodiar esta alegría.
Jesús en el evangelio de San Juan 14, 27 nos dice: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.”
Como seres humanos que vivimos en este mundo, siempre estamos pasando por circunstancias variadas.
El motivo de la paz estará siempre anclado a algo. La paz que el mundo da es momentánea e inestable, ya que depende totalmente de otras personas y cosas terrenales.
Este tipo de paz está presente cuando todo va bien, cuando las personas hablan bien de ti y recibes halagos, honor y las cosas andan sin problemas. Muchas personas han experimentado que esa paz es extremadamente voluble; sin embargo, la mayoría de ellas aspiran alcanzarla. Por un momento todo puede parecer tan agradable y digno de elogio, y en otro momento es todo lo contrario.
Existe mucha intranquilidad en nuestra naturaleza humana, así como egoísmo, arrogancia, impaciencia, ira, enojo, impiedad, etc. Sentimos que estas cosas quieren imponerse cuando llegamos a las tribulaciones. Nos inquietamos, y como resultado, no participamos de la paz de Dios en nuestras circunstancias. Pero cuando, por la gracia y el poder de Dios, luchamos la buena batalla de la fe hasta obtener la victoria, recibimos paz en nuestro alrededor y en nuestro interior. Piensa cuan bueno es cuando esto sucede en nuestra vida y en las situaciones que vivimos.
Jesús viino con la paz de Dios, ¡una paz que está presente en todas las circunstancias! Es una paz con características totalmente diferentes. Es firme y estable y no está atada a las personas ni a este mundo. Esta paz se encuentra anclada dentro del velo, es decir, en el reino celestial.
¿Cuál es la paz de Dios qué sobrepasa todo entendimiento?
Versículo clave: Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús… Filipenses 4:7 (RV ’60).
Pero entonces, ¿qué es la reconciliación con Dios?
La reconciliación es un cambio de relación entre Dios y el hombre basado en el cambio de posición del hombre a través de la obra redentora de Cristo. … Una reconciliación que surge del cambio en el hombre inducido por la acción de Dios.
Este cambio se da cuando:
- –Aprendamos a relativizar los problemas y circunstancias adversas que se nos presentan en la vida.
- Desapegarnos emocionalmente.
- Aceptar con Serenidad las cosas que no puedo cambiar en mi vida.
Iniciemos este camino hacia La Paz :
Aprendamos a relativizar los problemas y circunstancias adversas que se nos presentan en la vida.
Relativizar no significa olvidarte de tus problemas, sino que es darles la importancia que de verdad tienen. Un mismo suceso puede resultar un problema para una persona y no tener ninguna importancia para otra. Por ello decimos que los problemas no existen, simplemente son circunstancias a resolver y, a veces, nos preocupan demasiado. Debemos ocuparnos y no pre-ocuparnos.
Un proverbio chino que dice: Si tienes un problema que no tiene solución, ¿para qué te preocupas? Y, si tiene solución, ¿para qué te preocupas?
La clave es que, en ocasiones, le damos una importancia exagerada a todos los “problemas”, no distinguimos lo importante de lo urgente o lo grave de lo banal. Vamos a seguir llamándole problemas a lo que son circunstancias a resolver, ya que la mayoría mundial así lo considera.
María Jesús Álava Reyes es la autora de un libro titulado “La inutilidad del sufrimiento”, en él nos cuenta que las personas no somos felices o infelices por lo que nos pasa sino por cómo nos tomamos la vida con lo que nos pasa.
Resulta que las emociones que gobiernan nuestras vidas vienen determinadas por nuestros pensamientos y son esos pensamientos, eso que nos contamos a nosotros mismos, los que nos hace sufrir o tener alegría, lo que nos hace enfurecernos o partirnos de risa. Nuestros pensamientos generan una emoción que provoca en nosotros una acción y obtenemos un resultado determinado. Si no nos gustan los resultados que estamos obteniendo, lo que tenemos que hacer es cambiar nuestros pensamientos.
Si son importantes los pensamientos, no lo es menos nuestra actitud, de ella va a depender nuestra manera de relativizar o no. Relativizar no quiere decir “pasar de todo”, relativizar es darle a las cosas la verdadera importancia que tienen. Ya que podemos pensar que es nuestro entorno el que nos condiciona y convertirnos en víctimas del sistema o buscar ser los protagonistas de nuestra vida sintiéndonos responsables de todo lo que pensamos, sentimos y hacemos.
A continuación te muestro algunas de las técnicas que te pueden ayudar a relativizar y así poder tomar mejores decisiones:
1.-Piensa en qué le dirías a tu mejor amigo si tuviera el mismo problema.
Cuando es algo tuyo, generalmente, piensas que es algo muy urgente y que no puede esperar. Cuando piensas que el problema es de tu amigo puedes decidir qué le recomendarías y solucionarlo más rápido. Piensa que tú eres tu mejor amigo y aplícatelo. Verlo desde otra perspectiva te hace tomar distancia.
2.-Para y respira.
El aire que respiras es el bien más preciado que tienes en la vida, prueba a estar solo cinco minutos sin respirar y verás qué pasa. Sin embargo piensas que todos tus problemas son lo más importante en la vida y quieres solucionarlos a toda costa. No te dejan vivir. Y lo único que de verdad no te permite vivir es dejar de respirar. Párate, respira y piensa que eso es lo más importante. Después ya puedes pensar en tu situación a resolver.
3.-Imagina que estás enfermo.
Cuando estas enfermo no tienes ganas de nada, todos tus problemas se minimizan, ya no eres imprescindible para solucionar el problema, seguro que lo puedes delegar en alguien. Imagínate que estás en la cama con mucha fiebre y no te puedes mover. ¿Qué pensarías entonces sobre lo que te preocupa? No puedes hacer nada en ese momento ¿o sí?
4.-Date cuenta de lo pequeño que eres.
Toma conciencia de la grandeza del Universo y piensa que la Tierra ocupa una mínima parte de una de las miles de galaxias que existen. Tú eres una pequeña porción de la Tierra poblada por 7000 seres humanos y tu problema es insignificante comparándolo con el Universo. Aunque, como es tuyo, piensas que es muy grande.
5.-Piensa en qué es lo peor que podría pasar si no lo haces.
Cuando algo te de mucho miedo piensa en qué es lo peor que podría pasarte si no haces lo que tienes que hacer. Lo peor que te puede pasar es que te quedes como estás. Si no pasas a la acción nunca sabrás si era algo bueno para ti. Recuerda que siempre te lamentarás más por las cosas que no hiciste, que por las que hiciste. Si te da miedo hablar en público y no lo haces, nunca vas a perder el miedo, y nunca podrás demostrar a los demás todo lo que puedes enseñarles.
6.-Imagina que vives en una aldea de África.
Cuando tienes una preocupación con relación a la tecnología o algo relacionado con las cosas que tenemos en los países más avanzados, es importante que te imagines viviendo en el tercer mundo, en una aldea sin recursos en la que no tienes casi ni agua. Piensa que hay millones de personas que se levantan cada día sin saber qué van a comer ese día. Tú tienes agua cada vez que abres el grifo, piensa que hay en el planeta más de 700 millones de personas que no tienen acceso a ella.
7.-Piensa que sales de tu cuerpo.
Imagina por un momento que sales de tu cuerpo y puedes verte a ti mismo desde un plano superior, estás por encima de ti viendo la situación como si fueras un espectador. Ver la misma situación desde otra perspectiva te puede hacer ver el problema o la preocupación de otra manera y conseguir solucionarlo antes o quitarle la importancia que piensas que tiene. También puedes pensar que el problema lo tiene tu peor enemigo y así verlo desde otro punto de vista diferente.
8.-Qué pasaría si fueras a morir mañana.
Pensando así, imagino que dejarás de pensar en el problema que tanto te preocupa. Date cuenta que centrarte en los problemas hace que desaproveches tu vida pre-ocupándote en lugar de ocupándote de ellos. En lugar de centrarte en el preocupación, céntrate en la solución, si la tiene, y si no la tiene haz que deje de ser un problema. Cuando piensas que es el último día de tu existencia, te centras en lo que de verdad importa.
Para mí, la forma más efectiva para relativizar es echarme unas risas con mis amigos, el sentido del humor te hace olvidarte del estrés, de la ansiedad o de las preocupaciones, además, es un buen antídoto para el enfado y la ira. Es un analgésico natural que, tomado en pequeñas dosis a lo largo de todo el día, hace que liberemos endorfinas que son los neurotransmisores responsables de la felicidad. Y, en grandes dosis, nos permite liberar emociones reprimidas y reducir el cortisol que es la hormona del estrés.
Por todo ello recuerda siempre tener pensamientos positivos que te van a provocar emociones positivas que te darán paz.
Canción
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Exactamente la base de la Inteligencia emocional que Sor Evelia nos decía hace más de 40 años y que vos siempre pones al final de la reflexión: Piensa bien, actúa bien y todo te saldrá bien!
Amén