La liturgia nos brinda un recordatorio constante de la grandeza de Dios en nuestra vida, este llamado a la alegría espiritual, a la humildad y a la acción de gracias, haciendo nuestra la misión de proclamar a Cristo, el Salvador.
La liturgia de hoy, nos invita a reflexionar en que Dios siempre cumple las promesas hechas desde el Antiguo Testamento. Y en cómo, Jesús, el trascendente se inserta en la historia de la humanidad para salvarnos.
Las lecturas bíblicas nos recuerdan la gloria de la promesa de Dios de nuestra recompensa celestial. El llamado a la santidad y la purificación que traerá la venida del Señor; y a la fe.