Jeremías 18, 1-6, nos dice: “Esto es lo que el Señor me dijo: “Jeremías, ve a la casa del alfarero y ahí te haré oír mis palabras”.
Fui, pues, a la casa del alfarero y lo hallé trabajando en el torno. Cuando se le estropeaba la vasija que estaba modelando, volvía a hacer otra con el mismo barro, como mejor le parecía.
Entonces el Señor me dijo: “¿Acaso no puedo hacer yo con ustedes, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero? Como está el barro en las manos del alfarero, así ustedes, casa de Israel, están en mis manos”.
En el folleto Restauración de nuestra vasija: Dios nuestro alfarero, del Ministerio de Sanacion Interior Renuevame, Randall Urbina nos expone de manera maaravillosa este tema. Voy a tratar de resumirlo.
En un momento muy especial de la historia del pueblo de Dios, el Señor decidió estimular la imaginación del profeta Jeremías de forma que lo concibiera como un Alfarero.
Por medio de este tema, el Señor desea invitarnos a su taller para revelarnos lo que quiere hacer con nuestra vida, y para moldearnos de acuerdo con el propósito especifico que tiene para cada uno de nosotros.
Dios se presenta como el Alfarero y desea que nosotros seamos el barro que el trabaja con sus manos. Pero en realidad, es El quien nos busca, y no nos elige porque así lo merezcamos, lo hace sabiendo que somos barro.
Cuando éramos solo barro, sin valor para muchos, en estos momentos y precisamente allí, El nos encontró y empezó a hacer la obra en nuestra vida; el Alfarero solo desea encontrar un trozo de barro blando para hacer su obra maestra. En la mirada de amor del Alfarero; El nos miró completos en su hijo amado, pasó por alto nuestra triste condición al vislumbrar su obra de arte terminada.
El nos pone sobre la rueda y con sus manos nos va dando forma conforme al diseño que desde antes de la fundación del mundo, tiene en su corazón.
La rueda es un símbolo de aque lugar donde Dios trata con nosotros. El Señor nos moldea sobre la rueda. En este sentido, la rueda representa la escuela de Dios, todas aquellas circunstancias de nuestra existencia que Dios permite para formar la imagen de Cristo en nuestra vida. El que mueve la rueda es el pie del Alfarero.
Este proceso no es instantáneo igual que la vasija en manos del alfarero, nuestra restauración lleva tiempo, no hay que impacientarse, solo confiar. Veamos el proceso paso a paso:
- Vaciado: Lo primero que hace un alfarero para restaurar la vasija es vaciarlas de todo contenido que hubieran podido haber tenido en el pasado. No puede quedar nada, debe quedar totalmente vacía. Proceso similar al de sanacion interior, el Señor empieza a trabajar el los contenidos interiores pasados y en la historia que nos marca.
- Cepillado: El alfarero por medio de un cepillo grueso o lija áspera, limpia la vasija de toda impureza interior y exterior. Proceso doloroso en que el Alfarero nos lleva a confrontar nuestra vida y nuestra actitud Y empezara a limar todo aquello que impide que estemos limpios y seamos moldeables.
- Restauración: El alfarero hace una mezcla de barro y agua y forma la boca o el asa nueva. Sin embargo a veces, no es suficiente, debe salir al campo y buscar sanguijuelas que viven pegadas a otros animales chupando su sangre y traerlas al taller, aplastarlas, sacarles su sangre y mezclarlas con el barro y el agua.Esta sangre al coagular pega bien. Igual el Alfarero, el barro (nuestro yo) y el Agua ( Espíritu Santo) debe mezclarse con la sangre de la salvación, la sangre de Cristo. No hay restauración buena, completa, duradera sin la aceptación de Cristo como Salvador y Señor y acogerse a la justificación por su sangre.
- Horneado: La vasija se pone de nuevo al horno y probar si la restauración es buena, ajustada, o no. Y aparecen aquí las situaciones soñadoras, camino de sanacion y restauración que consiste en recorrer muchas veces situaciones similares a aquellas que nos hirieron, escenarios que se asemejan a aquellos dolorosos y en los cuales probamos nuestra curación, enfrentándolos, viviéndolos de nuevo y pasando el horno de revivir aquello que hará es solo pasado.
El Alfarero sabe lo que necesita cambiar y sabe lo que puede remodelar. Sabe cuánto puede soportar su arcilla y cuántas veces puede deshacer su obra y darle nueva forma. Sabe cuánto puede estirarla y cuánto puede plegarla. Algunas vasijas se estropean de tal forma que el Alfarero necesita rehacerlas completamente.
Dios se ocupa de dar segundas oportunidades, no importa cuán arruinados lleguemos a estar, el Alfarero puede salvarnos, Ninguno de nosotros está fuera Del alcance de la mano restauradora del Señor. El está siempre dispuesto a tomar nuestra vida deformada por el pecado, el maltrato y la rebeldía y a remodelarla, haciéndonos nuevas vasijas de su elección moldeando según a El le parece.
“Yo quiero ser Señor amado como barro en manos del alfarero, toma mi vida hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo”, dice esta canción.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.