Jesús invita a llamar la atención al hermano “a solas”, es decir en el espacio de la intimidad que posibilita la escucha, el diálogo, el hacer proceso y la transformación necesaria que lleva a la reconciliación; un espacio de respeto al otro que huye de la acusación pública, la maledicencia y el hablar “por fuera” que tanto daño hace a las personas y que encima no sirve para nada.
Pero además nos invita a orar en comunidad de corazones, con El en medio.