?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Deut 34, 1-12
- Sal 65
- Mt 18, 15-20
Esta lectura del Deuteronomio, nos lleva a meditar en como contrariamenrte a lo que el mundo nos propone, la grandeza de un hombre no consiste en tener o en llegar a ser incluso el jefe de un gran pueblo, sino en ser considerado, como Moisés, amigo de Dios. Es por ello triste que muchos dediquen tanto tiempo y esfuerzo a conseguir bienes temporales, poder que pasa y honores que solo empobrecen el corazón, ya que, si todo ese esfuerzo lo hubieran dedicado en llegar a ser buenos amigos de Dios, todo por lo que lucharon les hubiera sido concedido, junto con la paz y la alegría interior.
El por eso que el salmo nos invita alabar, bendecir y aclamar que grandes son las obras del Señor y que inmensa su fidelidad.
El evangelio, nos dice el Padre Yepes en el audio, nos indica las características que debe tener la corrección fraterna para que sea don de Dios: que se haga con amor, humildad y paciencia; además de oportunidad, es decir, buscando el momento oportuno y finalmente con autoridad moral, o sea, con el lejemplo, con testimonio de vida.
El Papa Francisco, nos explica acerca del proceso a seguir, hablar directmante, o llevar un testigo, o acudir a la comunidad : “…Las etapas de este itinerario indican el esfuerzo que el Señor pide a su comunidad para acompañar a quien se equivoca, para que no se pierda. Es ante todo necesario evitar el clamor de la habladuría y las murmuraciones de la comunidad, ésta es la primera cosa, evitar esto. “Ve y corrígelo en privado” (v. 15).
La actitud es de delicadeza, prudencia, humildad, atención hacia quien ha cometido una culpa, evitando que las palabras puedan herir y matar al hermano…
El objetivo es aquel de ayudar a la persona a darse cuenta de aquello que ha hecho, y que con su culpa ha ofendido no solamente a uno, sino a todos.
Pero también ayudarnos a librarnos de la ira o del resentimiento, que sólo nos hacen mal: aquella amargura del corazón que trae la ira y el resentimiento y que nos llevan a insultar y a agredir…
Es un servicio recíproco que podemos y debemos darnos los unos a los otros. Corregir al hermano es un servicio, y es posible y eficaz solamente si cada uno se reconoce pecador y necesitado del perdón del Señor….”
La segunda parte “Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (Mt 18, 19-20).
Esta es, a mi juicio, nos dice Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, una de esas palabras de Jesús que estremecen el corazón. ¡Cuántas necesidades en la vida, cuántos deseos lícitos y buenos que no sabes cómo satisfacer, que no puedes saciar!
Estás profundamente convencido de que solo una intervención de lo alto –una gracia del cielo– podría concederte lo que anhelas con todo tu ser. Y entonces oyes repetir de la boca de Jesús, con espléndida claridad, con una certeza inquebrantable, llena de esperanza y de promesa, estas palabras, y es que para poder obtener una respuesta del cielo, exige varias personas, una comunidad. Dice: «Si dos de vosotros». Dos. Es el número más pequeño para formar una comunidad. O sea, que a Jesús no le importa el número sino la pluralidad de los creyentes.
Quiere varias personas, pero las quiere unidas, pone el acento en su unanimidad: quiere que formen una sola voz.
Deben ponerse de acuerdo sobre qué pedir, ciertamente; pero esta petición debe apoyarse sobre todo en una concordancia de los corazones. Lo que Jesús afirma, en realidad, es que la condición para obtener lo que se pide es el amor recíproco entre las personas.
El propio Jesús nos dice dónde radica el secreto de la eficacia de esta oración: este radica enteramente en el «reunidos en mi nombre». Cuando estamos así unidos, entre nosotros está su presencia, y todo lo que pedimos con Él es más fácil de obtener. Pues es Jesús mismo, presente donde el amor recíproco une los corazones, quien pide con nosotros los favores a su Padre. Y ¿puedes imaginarte que el Padre no escuche a Jesús? El Padre y Cristo son un todo.
¿No te parece espléndido todo esto? ¿No te da certeza? ¿No te da confianza?
Mes de agosto
Organizate
Realiza obras de caridad Ayuda a personas necesitadas, practicando obras de caridad, sobre todo a las personas necesitadas de afectos, recuerda que también son tus hermanos. Organiza, con amigos o hermanos de fe, visitas periódicas a ancianatos y hospitales, llevándoles la lectura del Evangelio del día y ¿por qué no, la Celebración de la Palabra?
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
? ?
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agostol 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.