Señor mío, acudo hoy a tu misericordia para que me llenes de la paz interior que todo lo supera. Gracias por tu paciencia y tu compasión, quiero amarte más cada día.
Ayúdame a desprenderme de ese miedo que me perturba y no me deja avanzar. Sé que me amas y quieres que yo sea santo como Tú lo eres.
Tú eres la fuente de la vida. Quiero estar atento a tu presencia, reconocerte en los más débiles, en quienes quieres manifestarte en ellos con misericordia y amor.
Me reconozco pecador, que fallo continuamente y que me dejo llevar por malas emociones. Vienes en mi defensa cuando el peligro me acecha. Aléjame de esos ambientes malsanos que no me favorecen ni me enriquecen y me llevan a la perdición. No sabes cuánto me arrepiento por alojar esos malos deseos en mí. Confío en que, por las gracias de tu Espíritu, me libre de todo mal y pueda ser un mensajero de tu amor, un verdadero discípulo que propicia la conversión
Tú lo sabes todo Señor, tus Palabras son fuego y vida. Sabes cómo actuar en el corazón endurecido de los que te han vuelto la espalda. Ven y actúa en mi vida. No existe nadie tan grande como Tú.
Que mi corazón siempre esté en actitud agradecida y confíe en tu providencia y en tu amor que todo lo sana. Amén.
Propósito para hoy.
Al final del día, en un lugar apropiado, voy a hacer un acto sincero de contrición, pidiendo, agradeciendo y confiando en el gran amor y la misericordia de Dios
Frase de reflexión.
“Dios, que ama la vida, nos dé la valentía para trabajar por el bien sin esperar a que sean otros los que comiencen, y sin esperar a que sea demasiado tarde”. (Papa Francisco, 2.09.2019)
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.