Hola mis queridos lectores. Sigo tratando de transmitirles algunos de los acontecimientos y mensajes que han hecho de esta nueva realidad mi vida haya ido cambiando. Y es que esta es una de las primeras cosas que aprendí en este proceso con mi psicólogo, la vida nunca en ningún tipo de duelo, vuelve a ser la misma.
Cuando mi esposo murió, todo cambió en un momento, y las cosas que yo creía importantes, de pronto ya no lo fueron. Comencé a darme cuenta de cuán frágil es la vida, y entonces he ido siendo consciente del poco tiempo que muchas veces dedicamos realmente a enfocarnos en las cosas importantes y cuanto gastamos a las que no lo son.
Este ha sido un mes de cumpleaños en mi familia, de reencontrarnos con nuestro hijo mayor y su familia que vive en el extranjero y desde poco antes de la pandemia, no había podido venir a visitarnos, ni tampoco al sepelio de su papá.
Y cada uno de estos acontecimientos ha tenido un significado nuevo para mí, pues me he propuesto vivirlos intensamente ya que, ahora soy más consciente de lo grandioso de enfocarnos en lo que estamos. Almuerzo de bienvenida y cumpleaños sin celebrar, paseos, cumpleaños de mi nieta, mis hijos, mi nuera, mi yerno, todo consciente de vivirlo intensamente. Como me enseñó mi Maestra Espiritual Sor Evelia: Si estamos aquí, estamos aquí.
Sí quiero aclararles que en medio de todas estás celebraciones, pude experimentar que un vacío en mi corazón, aún sabiendo que espiritualmente mi esposo estaba ahí, pues es imposible cambiar en 9 meses el concepto de presencia de casi 50 años de mi vida. Sin embargo es necesario, poco a poco aprender a vivir esta nueva realidad, sin perder La Paz y así ir experimentando una profunda sensación de sereno desprendimiento en lo íntimo del corazón y asumir ese vacío de una manera constructiva.
Quisiera compartirles fragmentos de un artículo que leí y que habla sobre la experiencia de dolor en el duelo: “Mientras reflexiono sobre mi propia experiencia de dolor y considero el sufrimiento de los otros, he descubierto un eco de mi aflicción y de mis preguntas en los textos de C. S. Lewis, quien en sus penas solitarias le puso palabras a una experiencia compartida por personas a través del espacio y el tiempo: todos nosotros, dice, “soldados rasos en el enorme ejército de los afligidos, nos arrastramos y sacamos el mayor provecho de un mal trabajo”.
A los diez años, Lewis perdió a su madre debido al cáncer. Él le había orado a Dios para que sanara y, de todos modos, ella murió. Él se volvió un ateo convencido. Luego experimentó las trincheras de la Primera Guerra Mundial, incluyendo la muerte de su mejor amigo, y él mismo escapó por poco a la muerte cuando una bomba mató a otro soldado junto a él. A medida que iba envejeciendo comenzó a soportar dolor crónico. Y quedó devastado por la muerte de su esposa, Joy, debido al cáncer. Por entonces, ya era un cristiano converso y, a raíz de esa muerte, se peleaba con Dios en las páginas de su diario, páginas que finalmente fueron publicadas en 1961, en su libro Una pena en observación.
Lewis creía que el cielo es la respuesta al problema del dolor. Se aferraba a pasajes como 2 Corintios 4: “Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno”.
Son palabras que cada uno de nosotros debe encontrar en su momento, pues el duelo es un proceso personal, como he aprendido en el Curso de Duelo que recibo con la CCSS.
Personalmente mi noción de la muerte me hace experimentar gran consuelo y paz, aun cuando todavía hay esa sensación de vacío que les he comentado hoy; como les he dicho en otras ocasiones, creo firmemente que mi esposo está y estará conmigo siempre, me falta acostumbrarme a esta nueva manera de estar, desde la presencia de Dios. Pero les aseguro que tengo paz y poco a poco voy mejorando en mi proceso. Me ilusiona la vida, tengo sueños que me invitan a forjarme nuevas metas y vivo buscando cada día la compañía de mi Dios quien me consuela y me completa.
Buenas noches y que Dios les siga bendiciendo.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.