Tal vez usted querido lector haya leído un artículo que salió hoy (27 de junio 2021) en la Revista Dominical del Períodico La Nación (en mi país Costa Rica). Pues este artículo me motivó, junto con el texto del evangelio de la liturgia Católica de este día, basado en Mc 5, 21-43 que nos relata la curación de la hija de Jairo. Recuerdan que el viernes pasado, les comenté sobre sus heridas paternas, por eso solo se las nombraré: la hija seductora, la servicial y la hija obsesionada. (Si no han leído esta meditación, se las recomiendo en esta misma página Vive Feliz en el blog de meditaciones)
El árticulo en cuestión, escrito por Katiana Murillo, hace una comparación entre el atardecer y el final de los ciclos de la vida. Y afirma que los ciclos que terminan se parecen a las puestas de sol. Puede percibirse que todo día a día todo sigue igual, pero siempre llega el atardecer y cambios incluso imperceptibles pueden dar lugar a grandes transformaciones. Lo único permanente en la vida es el cambio. Llega el día en el que, si no se sale de la zona de confort, algo va muriendo irremediablemente, pues continuar ahí ya no tiene sentido, como también las razones que llevaron a eso…
Y creo que eso fue lo que le pasó a la hija de Jairo. Afirma Anselm Grüm en su libro Sanación del Alma (libro que igual que los que les he expuesto, se los recomiendo si aun no lo han leído), que la hija de Jairo tiene doce años de edad. En aquella época era la edad en que las jóvenes eran casaderas en Israel.
Evidentemente la hija no puede crecer…Quizá, afirma el autor, la hija de Jairo haya sido pasada por alto por su padre. Y entonces se haya refugiado en uno de los tres papales de las hijas con el objeto de sobrevivir.
Pero ella no encontró la vida de esta forma, sino que cada vez se mezcló más en el torbellino de la muerte…Evidentemente a la hija de Jairo le queda como único camino la muerte para escapar de la esfera del poder del padre. En realidad ella no está muerta sino sólo rígida. Pero las personas de confianza del padre no se dan cuenta. Para ellas está muerta porque ya no función como les agradarán a, porque ya no desempeña el papel de la hija obediente y adaptada.
No sé usted, pero a mí, se me eriza la piel, al pensar en tantas y tantas mujeres que envueltas en este torbellino y que de una u otra manera, al igual que la hija de Jairo, nos resignamos a morir a nosotras mismas, a nuestros sueños, por no ir en contra de quien representa el poder en nuestra familia, generalmente el papá. Y muchos de ellos, creo firmemente, que sin darse cuenta, no nos toman en cuenta.
El nombre Jairo, continua el sacerdote, significa en realidad “Dios ilumina” o “Dios despierta”. Quizá en el nombre se encuentre un programa para la sanación de la hija. No es el padre quien la iluminará o despertará. Probablemente nunca sea vista por el padre como ella quiere (no es acaso el problema de muchas).
El nombre del padre indica el camino en el cual la hija podrá liberarse de su fijación a la dedicación del padre. Pero, dirá el autor, debe ver más allá de él. Necesita otros motivo que su padre en cuerpo y persona. Ella debe hallar el motivo de su existencia en sí misma, en su propia exclusividad o en Dios… pero solo cuando la hija admita que su padre nunca la verá y apreciará como ella anhela, se liberará de su fijación. Y entonces podrá dirigir sus ojos hacia aquello que realmente la soporta, a su propia divinidad, a Dios, quien la observa en su exclusividad, quien la llama por su nombre.
Nos recuerda Grüm que en la historia, la hija de Jairo, no tiene nombre. Y afirma que también puede ser una referencia a que aun debe descubrir su propia nombre, el nombre exclusivo por el cual la ha llamado Dios y que le dice qué secreto de su vida debe desarrollar…
Y a partir de aquí el autor nos describe el modo terapéutico de Jesús. SE dirige a ella, la toma de la mano y le dice: “Niña te digo levántate” Mc 5, 41. El término griego para tomar “krateo” significa también “ser poderoso, fuerte”. Jesús sostiene la mano de la hija y le manifiesta su fuerza. El padre la había retenido en su temor y quitado toda fuerza. Jesús le da la mano a la niña y permite que su fuerza fluya hacia ella. Pero también le da fuerza para confianza para pararse sobre sus propios pies y asumir la responsabilidad por su vida.
De la mano de Jesús, la hija celebra la resurrección. Marcos emplea a tal fin dos palabras con las cuales también describe la resurrección de Jesús: “egeire” significa levántate y “aneste” significa ella se levantó. Ella se levanta porque Jesús le da la mano y le habla. Jesús despierta en ella el valor de ser ella misma. La resurrección -tal como nos dice esta historia de sanación- no tiene lugar después de nuestra muerte sino en medio de nuestra vida…, ha resurgido, forma parte del misterio de la resurrección de Jesús.
Jesús imparte dos órdenes más para completar la sanación. Por un lado esta la orden que nos le cuente a nadie de su sanación. Nadie debe enterarse de ello. La hija necesita un ámbito protector de silencio, en el cual llegar a ella misma.
Por último, Jesús le recomienda a la gente dar de comer a la niña. Es menester fortalecer su vitalidad… ella debe vivir a gusto dentro de su cuerpo y encariñarse con él…Ella vivía de los favores de su padre. Ahora debe vivir ella mis y disfrutar su propia vitalidad… Ella debe, termina el autor, tiene el derecho de sentirse a gusto en su cuerpo como mujer y alegrarse de ser mujer.
Oremos
Sagrado Corazón de Jesús, hoy te queremos pedir que tu amor restaure a los de corazón quebrantado y cubras con vendas sus heridas.
Por cualquier razón que me haya sentido descuidada, rechazada, Señor, llena esa parte de mi ser con un profundo amor paternal que sólo viene de un padre. Aunque yo no esté consciente de haber necesitado unos brazos fuertes y un “papito” que me amara y me diera seguridad y apoyo, dámelo Tú ahora. Gracias, Señor, porque esto también lo estás haciendo.
He llegado a entender y a aceptarlo, pero una parte de mi ser en realidad nunca se sintió completa, nunca se sintió verdaderamente querida. Te pido hoy una curación de ese sentimiento. Señor, hazme saber que soy tu hija, una persona importante en tu familia, un ser único que amas de una manera muy especial.
¡Sagrado Corazón de Jesús en vos confío porque se que me amas!
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.