Hoy queridos lectores quisiera centrar esta meditación con Pete Wilson que en su libro Plan B, concretamente con el capitulo nueve, titulado Yo También, nos explica que cuando estamos luchando contra las circunstancias del Plan B. Recuerden los que me han leído antes, que el Plan B, es aquel que tratamos de adaptar a nuestra vida cuando los sueños, anhelos y expectativas, por diversas razones, no sen han hecho realidad.
Entonces nos dice el autor que cuando estás dolido y tienes dudas, no hay nada más reconfortante que escuchar a alguien decir: “Se lo que estas pasando”. Cuando te estás haciendo preguntas y estás llorando, no hay nada que te ayude más que alguien te diga: “Estoy contigo en esto”.
Yo también. Cuando otras personas se acercan con esas palabras, de alguna manera sabes que no te han a juzgar ni a menospreciarte, ni a sermonearte. Ellas entienden, No tienen que decir ni una palabra porque su simple presencia es como un ungüento sanador para tu dolor.
Muchas de mis amistades más íntimas, afirma Wilson y yo también, hoy en dia se formaron en medio de un Plan B. Es asombroso cuán rápido puede hacerse una conexión profunda con otra persona cuando comparten una lucha en común.
Yo también … es realmente una descripción de uno de los regalos más maravillosos de Dios: el regalo de estar en comunidad.
Y esto es, creo lo que Jesús quiso decirnos en el texto del evangelio de hoy, donde dice: “Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre” Mt 12,50.
Creo que todos hemos experimentado lo que es la verdadera familia de Jesús, aquella que lo que nos une no es únicamente los lazos de sangre; es la que vive conforme al Evangelio, es la que ha sido adoptada por el Padre como hijos por medio del Espíritu Santo, es esa que comparten con Jesús en medio.
En la vida he pasado muchos momentos duros, he estado en medio del Mar Rojo (como los israelitas en el Éxodo) donde no sabés si dejar llevar por la corriente o girar hacia atrás y volver a la esclavitud. Y es justo en ese momento en que he escuchado de alguno de mis compañeros de grupo ese “Yo también”
Eso sí, como afirma Pete Wilson, si queremos escuchar un “Yo también” sanador, tenemos que ser sinceros con respecto a lo que está pasando con nosotros. Tenemos que ser auténticos para así poder experimentar la comunidad auténtica. No podemos beneficiarnos del poder de la comunidad hasta que nos atrevamos a encarar quiénes somos realmente, pues solo en la realidad es donde Dios se encuentra con nosotros, y a veces en maneras muy profundas. Así que mientras no vivir en la realidad, mientras insistamos encubrir nuestros pecados y negarlos, mientras sigamos pretendiendo que tenemos todo bajo control, probablemente nos vamos a seguir perdiendo la esperanza que ofrece la comunidad.
El rendirte es esencial para que puedas experimentar la comunidad que necesitas. Rinde, entonces tu voluntad, nos aconseja Pete Wilson, humíllate, a pesar de lo intimidante que es esto y entonces otros tipo de vida se hace posible…Las escrituras nos enseñan que, a fin de cuentas, el rendirse es la única manera en la que podemos ganar. Es la única manera de ser exaltado por Dios mismo, y la única manera en que entramos en auténtica comunidad unos con otros. Esta es la respuesta que yo encontré en mi Plan B, no era necesario dejarme llevar por la corriente del Mar Rojo, era necesario que mi rindiera.
En medio de mi Plan B les decía he encontrado en los grupos que me han apoyado, pero también he encontrado alguien que también está herido y que necesita escuchar un “Se lo que estas pasando”. Un “Yo también”, y es que como continua diciéndonos Pete Wilson, en medio de nuestro Plan B, necesitamos desesperadamente la seguridad de una comunidad que nos apoye y donde velemos por el bienestar mutuo. Pablo nos exhorta: “Así pues que los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos” Rom 15, 1
Este tipo de comunidad, créanme es indispensable cuando nos parece que la vida se nos está haciendo pedazos. Asì lo afirma Ecle, 4-9-12.
Y es que separados de la comunidad, tendemos a pensar lo peor, como dejarse llevar por la corriente del Mar Rojo, o volver a la esclavitud como fue mi caso, hasta conocer esta maravillosa riqueza de la experiencia en comunidad. Separados de la comunidad tendemos a inclinarnos hacia la desesperanza. Y si bien es cierto que la comunidad auténtica , no nos quita necesariamente el dolor, si no ayuda a redefinirlo.
Es por todo ello que hoy quisiera rendir un homenaje de agradecimiento a esas personas que cuando lo he necesitado han formado parte de esa comunidad del Yo También, y es por ello que he dedicado durante los últimos años de mi vida a llevar esta voz de aliento a quienes están en medio de su Plan B y se encuentran con la vista nublada y no logran ver el horizonte que se puede conquistar con la ayuda de una comunidad auténtica. Esa que nos habla, repito, Eclesiastés cuando dice: “ Más vale dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Uno puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!”
Como les comentaba a quienes reciben la Liturgia Diaria (lo pueden leer en mi página, https://vive-feliz.club, así como otros temas de superación personal y sanación interior.) Si hemos pedido y no se nos ha concedido, no es porque Dios no lo pueda hacer, o no lo quisiera hacer, sino simplemente porque no nos convenía en ese momento. Los judíos cuando vieron la obra de Dios, nos dice la Escritura que “creyeron en el Señor”. Cada prueba, cada mar Rojo que se presenta ante nosotros, es la oportunidad para que nuestra fe y nuestra confianza en Dios crezcan.
No importa cuán grande sea el mar que se presenta delante de ti, Dios tiene un proyecto maravilloso para que este mar se abra y así llevarte a la salvación. Dios solo te pide, como a los israelitas, que tengas confianza en él y que te pongas a caminar. Entonces verás la gloria y el poder de Dios.
Oremos
Confío en ti, Señor, sé que cuando me siento acorralado y sin salida, tú siempre tienes la posibilidad de hacerme pasar a través de ellos, sin que éstos me afecten. Gracias, Dios, por tu magnificencia, poder, imperiosidad y también por tu ternura, cuidado y amor. Gracias por esta comunidad auténtica, por esta verdadera familia en la que estás en medio de nosotros y nos llevas de tu mano hacia la liberación de toda esclavitud. Amén.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.