En este maravilloso día quisiera primero, agradecerte querido lector que estés de nuevo aquí, y si es la primera vez, darte la más cordial bienvenida y a todos desearles un feliz día.
Ayer meditábamos un poco acerca de los miedos, y analizábamos que el miedo es el mayor enemigo del ser humano y el ego es la fuerza vital del miedo.
Cuando estamos ofreciendo ayuda desde el miedo, estás haciéndolo desde una baja vibración. Puedes estar actuando por sentimientos de culpabilidad, obligación o miedo a que los demás te rechacen. Es cuando tu regalo es vacío o tóxico.
Nuestros miedos nos están indicando que tenemos cosas adentro que necesitan ser sanadas, que debemos tener valor y coraje para buscar el origen de nuestros temores y sanar con el fin de vivir una vida más plena y libres de limitaciones.
Pues hoy quisiera que reflexionamos acerca de lo contrario, de fe, hablemos de creer. Pero ¿qué es creer? Creer, nos dice el sacerdote Ignacio Larrañaga, es «caminar en la presencia de Dios» (Gén 17, 1). La fe es, al mismo tiempo, un acto y una actitud que agarra, envuelve y penetra todo cuanto es la persona humana: su confianza, su fidelidad, su asentimiento intelectual y su adhesión emocional. Compromete la historia entera de una persona: con sus criterios, actitudes, conducta general e inspiración vital.
Creer, es confiar. Creer es permitir. Creer, sobre todo, es adherirse, entregarse. En una palabra, creer es amar.
Y, afirma la Dra. Mercedes Barquero en su libro A través de mi Alma, lo opuesto del amor es el temor… Amor es lo que Dios crea, temor es lo que tu inventas, pero lo que Dios crea, no puede tener contrario, entonces, el temor es parte de la ilusión…
Los milagros liberan del temor. No hay jerarquía de dificultad en los milagros, no son más “difíciles” o más “grandes” que otros, eso solo lo da la interpretación que tu ego les da, son siempre iguales, ellos son expresiones de amor.
Los milagros, continua la doctora, curan porque ellos suplen una creencia; ellos son hechos por aquellos que temporalmente tienen más, para aquellos que temporalmente tienen menos.
Dan amor al que los da, tanto como el que los recibe.
El milagro no es un espectáculo para atraer la fe. Ese no es el propósito. Por medio de los milagros el amor es dado…
Leon Fontain nos aconseja que, si usted es como muchos, que luchan con el miedo de lo que la gente piensa de usted, la respuesta es desarrollar su camino de amor con Dios. Si usted está preocupado por el futuro, desarrolle su camino de amor. Usted verá que entre más ame a Dios y experimente Su amor por usted, menos se preocupará por lo que otros piensen de usted y más confianza tendrá en los planes de Dios para su vida.
Y es que, díganme si no es cierto que como dice Fontain, cuando se crece en el amor, se lucha menos con los celos y la inseguridad. Uno se preocupa menos sobre si encaja o no. Todas esas cosas que están volviendo loco al mundo comienzan a disiparse cuando se desarrolla el amor.
El amor es la energía del alma, la frecuencia vibratoria más alta que el ser humano pueda tener y es la forma de actuar más natural. El amor es la esencia de todo. Es la música del corazón, expande, comparte, sana y libera.
El amor genera tolerancia, respecto, comprensión, aceptación.
Cuando te estás moviendo desde el amor, vas por el sendero para ayudar desde tu corazón. Te da felicidad ayudar, no con el fin de agradar, obtener valoración o aceptación de otros. Y es aquí en donde se diferencia el amor y el odio.
Desarrolle su amor por Dios de la misma manera que se hace en cualquier relación. En una relación, usted desarrolla el amor por medio de los tiempos difíciles, teniendo recuerdos y compartiendo victorias. Usted planta la semilla – usted da cuando no tiene nada que dar, es paciente cuando se quiere estar enfadado, ama cuando la otra persona no merece ser amada — y la cosecha está lista, el amor está maduro. Y, oh, vale la pena!
Ahora hablemos un poco del temor y su diferencia con el miedo.Temor y miedo son un par de emociones similares en el sentido que ambas implican sentir recelo o desconfianza ante una situación determinada. Muchas veces pueden ser confundidas entre sí, sin embargo, y aunque un poco dispersas, si existe una diferencia entre sentir miedo y sentir temor.
El miedo es una emoción natural que nos protege de un peligro real. Sin embargo, el temor es una emoción artificial que nos hace evitar o huir de situaciones de peligro imaginario; el Miedo es una reacción al presente, pero el temor es una reacción anticipada a un futuro que no ha ocurrido. El miedo es una reacción a lo real, pero el temor es una reacción a lo posible.
Primera de Juan 4:18 nos enseña que la comprensión acerca del amor de Dios por nosotros, nos librara de nuestros temores. Ahora, esto no significa que nunca sentiremos temor, sino que la fe en Dios y en Su amor, nos permitirá “actuar a pesar del temor”, cuando sea necesario.
Dios quiere que sepas que Él está contigo. ¡Él te va a dirigir y guiar para que puedas poner tu confianza y tu fe en Él! No olvides, Su amor es perfecto, incluso cuando nosotros no lo seamos.
Acompáñame a meditar sobre cuál es el sentimiento que guía nuestras acciones, ¿el amor o el temor? Con valor podemos superar nuestros temores, pero sobretodo alimentar nuestra alma de amor. Aunque tengamos errores, los cuales no harán que Él nos ame menos. ¿No es bueno saber que Dios te ama, en medio del lugar en que te encuentras? ¿Ese pensamiento no te levanta un poco la fe, y reduce unos grados tu temor?
Oremos
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.