https://youtu.be/DpymNZ4_zb4
- Hch 15, 1-6
- Sal 121
- Jn 15, 1-8
¡Qué bella imagen nos ofrece la liturgia de hoy! El Viñador, la Vid y los Sarmientos.
Definitivamente Jesucristo no pudo haber empleado una mejor imagen para describir a su Padre, “el Viñador”; para describirse a sí mismo, “yo soy la verdadera vid” y para describirnos a nosotros, “los sarmientos”.
Es de todos conocido que sólo una viña bien cuidada puede dar como resultado un vino de calidad. ¡Imagina cuánto puede hacer Dios con cada uno de nosotros, pequeños sarmientos! Sólo hay una condición: permanecer unidos a la vid. Esto es: vivir en la libertad y gloria de los hijos de Dios, acoger su amor y perseverar en la correspondencia a su gracia.
¿Cómo vive un viñador? Mientras leemos la descripción vayamos contemplando a Nuestro Viñador; cada día, al despuntar el alba, se dirige a su viña. La conoce al derecho y al revés. Ninguna de sus características escapa a su vista. Sabe cuándo es necesaria más luz, cuándo hace falta algún nutriente, cuándo la vid crece sana, cuándo es el momento de la madurez y cuándo el tiempo propicio para la vendimia. Sí, el viñador no tiene ojos más que para su viña. Ella es el fruto de sus manos, a ella está dedicada toda su atención.
”Yo soy la vid verdadera”, nos dice Jesús, indicándonos que es la vinculación a Él la que le confiere pertenecer al nuevo pueblo escogido, no lo es por la pertenencia a una raza, cultura o lugar de nacimiento. Y el Padre, como experto Viñador, cuida para que esa vid produzca frutos abundantes y verdaderos.
Entonces se nos plantea, como sarmientos, un proceso y, ante esto, tenemos dos alternativas: o nos cerramos a lo nuestro, lo de siempre o nos abrimos a otras posibilidades de crecer en la fe. Es parte del conflicto que surge en la primitiva Iglesia y que se describe en el pasaje de Hechos que acabamos de leer.
centramos en lo que va a ser, la primera dificultad y controversia fuerte en la Iglesia El cristianismo había surgido en un contexto judío, Jesús, que era judío, tuvo grandes enfrentamientos por la forma de vivir e interpretar la ley. Pablo y Bernabé llegan contentos de la aceptación de la fe por pare de los gentiles, pero “los creyentes de toda la vida” exigen que, para pasar al cristianismo, han de circuncidarse y acoger la ley de Moisés.
El conflicto aparece pronto ¿debían esperar que los creyentes gentiles se convirtieran al judaísmo o no?
Pablo y Bernabé van a Jerusalén a reunirse con el resto de los apóstoles para resolver entre ellos la forma de proceder.
Escuchan debaten, buscan, oran, disciernen entre todos, abiertos su mente y el corazón a lo que inspira el Espíritu, por dónde quiere conducir a la naciente Iglesia.
Y todos aceptan la conclusión: La salvación la ofrece Dios, por medio de Jesús, a todos los hombres, sean de la condición que sean y de su lugar de origen.
“Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá.” Jesús, renueva la promesa del envío del Defensor, les garantiza la asistencia en todo aquello que ellos le pidan y, en fin, el Señor ruega al Padre por ellos —por todos nosotros— durante su oración sacerdotal.
Por la acción del Espíritu Santo, circula en nosotros la corriente vital del amor, constructor y vivificador del mundo. En la medida en que nuestra vida se une e identifica más con Jesús, nuestros frutos son los frutos de nuestro tronco, de nuestra vid, y por ello es fácil reconocer quién está unido a esta “Vid”, pues los frutos lo descubren.
En nuestro mundo tecnificado y autosuficiente, en donde las computadoras y la ciencia moderna a veces nos hacen creer que somos autosuficientes, las palabras del evangelio de hoy nos recuerdan una de las verdades que jamás debemos de olvidar: “Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí.”
Afirma el Papa Francisco: “Nunca debemos dejar de advertirnos mutuamente de la tentación de la autosuficiencia y de la autosatisfacción, como si fuéramos Pueblo de Dios por nuestra propia iniciativa o por nuestro propio mérito; no, de verdad, nosotros somos y seremos siempre el fruto de la acción misericordiosa del Señor: un Pueblo de orgullosos hechos pequeños por la humildad de Dios, un Pueblo de miserables enriquecido por la pobreza de Dios, un Pueblo de malditos hecho justo por Aquel que se hizo “Maldito” colgado del madero de la cruz. Nunca lo olvidemos: “separados de mí no podéis hacer nada”. Lo repito, el Maestro nos dijo: «¡separados de mí no podéis hacer nada!”
Todo intento de progreso al margen de Dios siempre termina en retroceso, en esterilidad, en desgaste inútil. Jesús es nuestra fuerza, nuestra creatividad, nuestra sabiduría, nuestro poder. En él todo es posible.
Para permanecer unidos a Cristo y buscar siempre la unidad, como nos indica la Oración de los Fieles, elevemos al Padre nuestra plegaria y digámosle: Purifícanos por tu Palabra, Señor.
¡Felices Pascuas de Resurrección!
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://es.catholic.net/op/articulos/74496/cat/1036/el-vinador.html#modal
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=10-05-2023
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Mayo 2023
“ Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos.” (Romanos 12, 10) https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2023/04/PV-05-2023_doble.docx
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.