?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Hech 15, 7-21
- Sal 95
- Jn 15, 9-11
Siguiendo en la alegría Pascual, el Salmo nos propone este día, cantar al Señor, proclamar su amor, caer en su templo de rodillas.
Y es que el Señor Dios Misericordioso nos da la gracia para que, en la tribulación, no decaiga la firmeza, nos fortalezcamos con su perseverancia y crezcamos en la fe, como nos invita la Oración Colecta.
Los cristianos de hoy no podemos ver el Concilio de Jerusalén, discurso que nos presenta la lectura de los Hechos, como algo del pasado y ya superado. El problema de fondo que trató sigue abierto. Estuvo en peligro de perderse la “memoria” de Jesús y la novedad absoluta de su persona: Sin romper las raíces espirituales que le unían al pueblo de Israel, eliminó todas las fronteras de raza, las leyes discriminatorias y las tradiciones excluyentes; por encima de ellas puso su opción por los marginados, los discriminados, los excluidos.
En los albores del cristianismo lo eran los helenistas cristianos y los paganos convertidos; hoy lo son otros. ¿Tenemos conciencia ante los excluidos de hoy de que “Dios mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros”
La clave de la solución, la del Concilio de Jerusalén y la de los conflictos de ayer y de hoy está en el amor, como nos exhorta el evangelio, no en extremismos que ponen la salvación en prácticas cultuales y no en la gracia. Amor del Padre que ama al Hijo. Amor con que el Hijo nos amó y nos ama. Amor en el que nos pide permanecer, implica perseverancia, compromiso, fidelidad, confianza en Dios.
¿Cómo hacerlo? “Si guardáis mis mandamientos… lo mismo que yo he guardado los de mi Padre”. Amar a Dios es obedecer sus mandamientos, nos dice el Padre Yepes en el audio. La ley de Dios es eterna, universal. Jesus no da lugar a dudas, no permite relativismos; manda: Amar toda la vida, servir toda la vida, perdonar aunque nos cueste, entregarnos aunque implique morir a nosotros mismos.
Ese cumplimiento a la ley y cuando permanecemos en el amor, hace que la alegría de Cristo llega a nosotros y puede ser plena.
“La vocación cristiana es esto: permanecer en el amor de Dios. Es decir, respirar, vivir con ese oxígeno. Vivir gracias a ese aire. Permanecer en el amor de Dios, nos dice el Papa Francisco. Y añade… Y ¿cómo es su amor?: “Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes”, un amor que viene del Padre…Paz, amor y alegría son tres palabras que nos deja Jesús, con el don del Espíritu Santo. El gran olvidado de nuestra vida ¿eh?…”
Nos dice el padre Yepes: “Iniciar en el amor es de todos, perseverar en el amor es de pocos y terminar la vida en un solo amor es de santos”.
Mes de mayo
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Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.