https://youtu.be/Js2eGApcqs8
- Ef 1, 1-10
- Sal 97
- Lc 11, 47-54
Hoy la liturgia, expone el plan de Dios y la labor salvadora que nos llega por Jesús.
La misericordia de Dios ha puesto un límite al mal. Pero es preciso dejarse como envolver en esa misericordia. Dios supera la idea de justicia de estos maestros de la ley y “pone en juego una nueva idea de justicia: no la que se limita a castigar a los culpables, como hacen los hombres, sino una justicia distinta, divina, que busca el bien y lo crea a través del perdón que transforma al pecador, lo convierte y lo salva” (Benedicto XVI, Audiencia 18-V-2011).la liturgia nos invita a que todos los días, y en todo momento demos Gloria a Dios y así manifestemos nuestra pertenencia a Cristo.
El contexto histórico de la carta a los Efesios supone un ambiente donde se dan planteamientos filosóficos tendentes a minimizar el protagonismo histórico-salvífico de Jesucristo. De tales planteamientos pueden surgir errores teológicos que conducirán a la desunión de los creyentes. Pablo reflexiona sobre la unidad de la Iglesia en cuanto Cuerpo de Cristo. Según él, el plan de Dios tiene como objetivo la unión de toda la humanidad en Cristo y por Cristo., asi, pues, nos expone el plan de Dios y la labor salvadora que nos llega por Jesús.
Al rememorar este grandioso himno de la carta a los Efesios, deben surgir en nosotros, primero la admiración ante la grandeza de Dios y, segundo, el agradecimiento a Dios Padre, de donde deriva todo proyecto de bien para la humanidad. Por eso, merece la pena releerlo despacio, masticarlo, y dejar que produzca en nosotros esos sentimientos nobles y piadosos que nos conduzcan a ser auténticos cristianos. Fieles seguidores de Jesús
Por eso el Salmo, nos muestra que el cristiano, favorecido con la gracia santificante y el conocimiento de Dios, vive en continua alabanza dándole gloria por el amor y la paz que puede experimentar por la acción del Espíritu Santo.
Una de las características externas del cristiano es “vivir una vida de alabanza a Dios”.
Los versículos del evangelio que hoy meditamos nos muestran la reacción de Jesús ante las posturas hipócritas de los doctores de la ley. No es extraño, por eso, que creciera en esos doctores el interés por arrestarlo y condenarlo, ya que Jesús va siendo un problema para ellos, al hablar con claridad de un modo de entender la relación con Dios que difiere bastante del modo como ellos la practican. Él ataca la hipocresía que percibe en el comportamiento de los jefes del pueblo: “Imponéis cargas insoportables a los hombres y vosotros no las tocáis ni con un dedo”. Una frase como esta es la denuncia más clara de una costumbre malvada que manifiesta abuso de poder y falta de coherencia en lo que se enseña. Una actitud que contradice el papel de quienes deberían ser modelo y ejemplo para los demás. Ellos no cumplen lo que enseñan. Peor aún, con su actitud, impiden que otros accedan al Reino. La situación de estos maestros de la ley es peor que la de los pecadores porque teniéndose por sabios y justos se hacen incapaces de reconocer su pecado.
Quien se sabe pecador no tiene nada que temer si acude al trono de la misericordia, si se acerca a Cristo y se deja perdonar. San Juan Pablo II, nos decía en una homilía (16-III-1980) que “no hablan de severidad los confesonarios esparcidos por el mundo, en los cuales los hombres manifiestan los propios pecados, sino más bien de su bondad misericordiosa. Y cuantos se acercan al confesonario, a veces después de muchos años y con el peso de pecados graves, en el momento de alejarse de él, encuentran el alivio deseado; encuentran la alegría y la serenidad de la conciencia, que fuera de la confesión no podrán encontrar en otra parte”.
La misericordia de Dios ha puesto un límite al mal. Pero es preciso dejarse como envolver en esa misericordia. Dios supera la idea de justicia de estos maestros de la ley y “pone en juego una nueva idea de justicia: no la que se limita a castigar a los culpables, como hacen los hombres, sino una justicia distinta, divina, que busca el bien y lo crea a través del perdón que transforma al pecador, lo convierte y lo salva” (Benedicto XVI, Audiencia 18-V-2011).
En cambio,la hipocresía es el vicio más claro de una conducta desviada. El Papa Francisco, en una de sus homilías en Santa Marta, expresa un enojo semejante: “La hipocresía es el lenguaje del demonio, es el lenguaje del demonio que entra en nuestros corazones y es esparcido por el maligno… tenemos que aprender a acusarnos a nosotros mismos, a reflejar lo que está dentro de nosotros, a ver el pecado, la hipocresía y la maldad que está en nuestros corazones, y decirlo con humildad delante de Dios”.
El mundo está hoy necesitando que los cristianos retomemos nuestro papel como profetas. Hombres y mujeres que sepan hablar con valentía, que tengan el coraje de anunciar el Reino y de denunciar aquello que se opone a éste. No es fácil, pues la suerte del profeta siempre es la misma: el desprecio, el descrédito, incluso la muerte.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=13-10-2022
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/10/13/dejarse-ganar-por-la-misericordia/
Palabra de Vida Mes de Octubre 2022
“Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza».2 Tim 1,7 https://ciudadnueva.com.ar/octubre-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.