https://youtu.be/MASOVJr5_Uw
- Is 6, 1-8
- Sal 92
- Mt 10, 24-33
La liturgia nos invita a reflexionar sobre la relación maestro-discípulo: «No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo» (Mt 10,24). En el campo humano no es imposible que el alumno llegue a sobrepasar a quien le enseñó el abc de una disciplina.
La reflexión de este día nos abre los ojos respecto al hecho ineludible de que el discípulo sea a veces incomprendido, encuentre obstáculos o hasta sea perseguido por haberse declarado seguidor de Cristo. La vida de Jesús fue un servicio ininterrumpido en defensa de la verdad. Si a Él se le apodó como “Beelzebul”, no es extraño que en disputas, en confrontaciones culturales o en los careos que vemos en televisión, nos tachen de retrógrados. La fidelidad a Cristo Maestro es el máximo reconocimiento del que podemos gloriarnos: «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos» (Mt 10,32).
«No teman» En el interior de cada hombre hay puertas milimétricamente cerradas para que nadie las abra. Ahí están guardadas aquellas vasijas delicadas que no podemos dejar que todos las vean y toquen por igual. Son esos miedos a los cuales no queremos enfrentarnos o aquellas debilidades que tenemos perfectamente controladas pues de lo contrario seremos objeto de la burla de otros. El miedo muchas veces se apodera de nosotros y hace que nos pongamos capas que nos hagan menos vulnerables.
Hoy Jesús me dice «no teman (…) ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo» Yo tengo un valor grandísimo a los ojos de Dios. Me creó con un amor infinito y me hizo para ser un regalo para los demás. Si bien es verdad que muchas veces los demás no nos saben mirar con amor, también es cierto que muchas más veces son las que no nos aceptamos.
Podemos tener miedo a dos cosas que en realidad son la misma. Una es el miedo a la muerte y épocas ha habido en que dar testimonio de la fe conllevaba la posibilidad de morir. El otro miedo es el miedo a la muerte civil, por decirlo de alguna manera. Pues, según las palabras del Señor, aquí lo que se juega es la única muerte que de verdad importa, la que nos puede separar de Aquel de quien nos viene la Vida. No tengáis miedo.
El miedo es atenazante, paralizante. El miedo no se vence con la seguridad de que no va a pasar nada malo, el miedo se vence con la seguridad de que pase lo que pase Dios no me abandona. El miedo solo lo puedo vencer si me siento más fuerte que el mal o si sé que a mi lado y a mi favor siempre está Quien es mayor que todo.
«La misericordia no es fácil, no es fácil… requiere coraje, nos explica el Papa Francisco. Por eso Jesús nos dice: “No tengan miedo”, pues la misericordia es el mejor antídoto contra el miedo. Es mucho mejor que los antidepresivos y los ansiolíticos. Mucho más eficaz que los muros, las rejas, las alarmas y las armas. Y es gratis: es un don de Dios. Queridos hermanos y hermanas: todos los muros caen. Todos. No nos dejemos engañar. Como han dicho ustedes: “Sigamos trabajando para construir puentes entre los pueblos, puentes que nos permitan derribar los muros de la exclusión y la explotación”»
La vocación personal de cada ser humano es vivir en plenitud. Esta plenitud solamente se puede obtener cuando desatamos las ataduras y comenzamos a ser nosotros mismos. Simón, hijo de Jonás, llegó a ser san Pedro porque comenzó a ser lo que en realidad era. Dejó de lado todas las posturas falsas que le cubrían las espaldas y que le permitían estar en un grupo sin ser rechazado. Se dejó llevar por el Espíritu Santo y se hizo todo para todos. Multiplicó el talento recibido y no lo escondió por miedo a ser vulnerable.
Abre esa puerta y sé quién eres delante de Dios y delante de todos. No tengas miedo de tus defectos y debilidades pues es ahí en donde otro te puede ayudar. Pero tampoco tengas miedo de ofrecer tus talentos a quien los necesite.
La primera lectura, nos presenta el relato de vocación profética orientado hacia el ministerio de la palabra, que nos hace ver cómo la gloria divina es manifestación de la presencia de Dios que invade el templo y, nos hace conscientes de nuestro pecado personal y colectivo.
Nos hace reconocer nuestros pecados. Nos permite experimentar el perdón de Dios y ser limpios de nuestros pecados para encargarnos una misión.
No debemos tener miedo, como lo dice hoy Jesús, “a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma, sino más bien a aquel que puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo”.
Nuestro verdadero enemigo es Satanás. Cuando nosotros no respondemos en un tono y sentido evangélico, a quien le seguimos el juego es al Demonio. Si perdemos el trabajo o una amistad, nada importa; pero si perdemos la vida eterna, estaremos perdidos para toda la eternidad. Jesús, al respecto, decía: “Más te vale entrar cojo o manco o tuerto al Cielo, que con todos tus miembros ser arrojado al lugar del castigo”. Es necesario que el cristiano de este siglo, tome con seriedad una postura ante Jesús y el mundo: O con Cristo o contra él. De esta decisión depende nuestra vida eterna y nuestra felicidad en este mundo.
Dios revela que elige a personas como mensajeros suyos: aquí estoy, mándame. Hoy el Señor nos insta para que estamos atentos para ofrecernos a la misión a la que el Señor quiera mandarnos. Que nuestra vida esté atenta para ver la gloria de Dios, su presencia y la manifestación del poder de la Palabra de Dios que actúa como liberación, gozo, perdón llamada para ir en su nombre, anunciando salvación.
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
«Solo una cosa es necesaria» (Lc 10, 42) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/06/30/julio-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.