?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Gen 28, 10-22
- Sal 90
- Mt 5, 38-42
Tú eres mi refugio y fortaleza; Tu eres mi Dios y en ti confío, es nuestra oración, con el Salmo, esta mañana.
Se ha considerado, este texto de la primera lectura, como relato cargado de sentido la visión de la escalinata que une cielo y tierra. Expresión del deseo de toda la humanidad, presente en toda religión y cultura, de conectar con lo divino. La tierra, la dura tierra representada por la piedra que le sirve de almohada y se convertirá en ara de sacrificio, es el lugar por excelencia de lo que será la “casa de Dios”. Mas la casa de Dios es la tierra entera, no solo la que entrega Dios a Jacob. Ese es el mensaje de Jesús que completa el del Génesis. Dios amó al mundo en general y le entregó a su hijo; Jesús enviará a sus apóstoles a todo el mundo, a bautizar y proclamar su mensaje. Dios creó por amor y ese amor sigue extendiéndose a toda la creación. Quien lo ha de percibir en ella es el ser humano para quien realizó su obra creadora. Y el ser humano, con amor, ha de continuar la obra creadora de Dios con el mismo carácter universal que lo hizo Dios y proclamó Jesús. Este mundo es casa de Dios. Es “lugar terrible”, es decir: algo que ha de imponernos respeto. Es la “puerta del cielo”, el inicio o anticipo de él. En que sea así hemos de esforzarnos.
El evangelio nos hace una invitación clara a la confianza, “Mi hija acaba de morir, pero ven tú y volverá a vivir” y “Con solo tocar su manto, me curaré”
Nos dice el Papa Francisco que Jesus nos pide tener fe. Esa “fe nos pide a nosotros dos actitudes: confesar y encomendarnos.
La fe es confesar a Dios, pero al Dios que se ha revelado a nosotros, desde el tiempo de nuestros padres hasta ahora; al Dios de la historia. Y esto es lo que todos los días rezamos en el Credo.
Y una cosa es rezar el Credo desde el corazón y otra como papagayos, ¿no? Creo, creo en Dios, creo en Jesucristo, creo… ¿Yo creo en lo que digo?
Esta confesión de fe ¿es verdadera o yo la digo un poco de memoria, porque se debe decir? ¿O creo a medias? ¡Confesar la fe! ¡Toda, no una parte! ¡Toda!…
La confesión de la fe nos lleva a la adoración y a la alabanza de Dios, el encomendarse a Dios nos lleva a una actitud de esperanza.
Hay tantos cristianos con una esperanza con demasiada agua, no fuerte: una esperanza débil. ¿Por qué? Porque no tienen la fuerza y el coraje de encomendarse al Señor.
Pero si nosotros los cristianos creemos confesando la fe, y también custodiando la fe, y encomendándonos a Dios, al Señor, seremos cristianos vencedores. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: ¡nuestra fe!.
Mes de junio
Sirve a los demás como a ti mismo
Conviértete en un mayordomo de tu propia vida. Trátate con cariño, eres un hijo de Dios. Alimenta tu alma y espíritu con cosas sanas y sírvete del mejor plato: el Amor de Dios.
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.