https://youtu.be/mZJ-pN5pPUM
- Is 60, 1-5
- Sal 71
- Ef 3, 2-3. 5-6
- Mt 2, 1-12
Aleluya, aleluya. Hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido a adorar al Señor. Aleluya. (Mt 2,2) Hoy celebramos la Epifanía, con el Salmista digamos que te adoren, Señor, todos los pueblos, y la Oración Colecta, nos invita a rogar al Señor que nos conceda, a los que ya le conocemos por la fe, llegar a contemplarlo en la hermosura de su excelsa gloria.
El Catecismo de la Iglesia Católica (párrafo 528) dice que: “La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo. Con el bautismo de Jesús en el Jordán y las bodas de Caná, la Epifanía celebra la adoración de Jesús por unos “magos” venidos de Oriente. En estos “magos”, representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, el Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la Encarnación, la Buena Nueva de la salvación. La llegada de los magos a Jerusalén para “rendir homenaje al rey de los judíos” muestra que buscan en Israel, a la luz mesiánica de la estrella de David, al que será el rey de las naciones. Su venida significa que los gentiles no pueden descubrir a Jesús y adorarle como Hijo de Dios y Salvador del mundo sino volviéndose hacia los judíos y recibiendo de ellos su promesa mesiánica tal como está contenida en el Antiguo Testamento. La Epifanía manifiesta que “la multitud de los gentiles entra en la familia de los patriarcas” y adquiere “la dignidad del pueblo elegido de Israel”.
Nos dice el Papa Francisco: “¡abramos el corazón a la inquietud, pidamos el valor para avanzar en el camino y finalicemos en la adoración! No tengamos miedo, es el recorrido de los Magos, es el recorrido de todos los santos de la historia: recibir las inquietudes, ponerse en camino y adorar. Hermanos y hermanas, no dejemos que se apague en nosotros la inquietud de las preguntas, no detengamos nuestro caminar cediendo a la apatía o a la comodidad; y rindámonos, encontrándonos con el Señor, al asombro de la adoración. Entonces descubriremos que una luz ilumina también las noches más oscuras, es Jesús, es la estrella radiante de la mañana, el sol de justicia, el fulgor misericordioso de Dios, que ama a todos los hombres y a todos los pueblos de la tierra.
El texto del libro del profeta Isaías adelanta el sentido de la fiesta: el universalismo de la salvación de Dios, pues teniendo El allí su morada, es testigo de cómo vienen todos los pueblos, todas las religiones, todas las culturas, para ver la luz de Dios, trayendo sus dones. Dios, pues, escoge a la Jerusalén maltrecha para decir quién es y qué quiere de la humanidad entera.
En la segunda lectura San Pablo, habla del “don de la gracia”, de una “revelación” que ha recibido el apóstol. Esta es la verdad si comparamos nuestro texto con Gal 1,12.16. Aquí se refiere al camino de Damasco como punto focal de esta iniciativa divina. Dios lo ha llamado para ser apóstol de los paganos y para ello le ha entregado el evangelio de la salvación. Lo que en nuestro texto de hoy se llama “misterio”, es lo mismo. Porque el evangelio es la buena noticia de que Dios ha decidido salvar a todos los hombres, de cualquier raza y religión. Es eso lo que el autor de Efesios llama misterio y lo que Pablo llama varias veces “mi evangelio”.
Mañana celebramos el Bautismo del Señor y con esta celebración concluimos el tiempo de Navidad e iniciamos el Tiempo Ordinario. Son treinta y cuatro semanas en el transcurso del año, en las que no se celebra ningún aspecto particular del Misterio de Cristo.
El Tiempo Ordinario tiene su gracia particular que hay que pedir a Dios y buscarla con toda la ilusión de nuestra vida: así como en este Tiempo Ordinario vemos a un Cristo ya maduro, responsable ante la misión que le encomendó su Padre, le vemos crecer en edad, sabiduría y gracia delante de Dios su Padre y de los hombres, le vemos ir y venir, desvivirse por cumplir la Voluntad de su Padre, brindarse a los hombres…así también nosotros en el Tiempo Ordinario debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, y sobre todo, cumplir con gozo la Voluntad Santísima de Dios. Esta es la gracia que debemos buscar e implorar de Dios durante estas 33 semanas del Tiempo Ordinario.
Este Tiempo Ordinario se divide como en dos “tandas”. Una primera, desde después de la Epifanía y el bautismo del Señor hasta el comienzo de la Cuaresma. Y la segunda, desde después de Pentecostés hasta el Adviento.
Les invito a aprovechar este Tiempo Ordinario con gran fervor, con esperanza, creciendo en las virtudes teologales. Es tiempo de gracia y salvación. Encontraremos a Dios en cada rincón de nuestro día. Basta tener ojos de fe para descubrirlo, no vivir miopes y encerrados en nuestro egoísmo y problemas. Dios va a pasar por nuestro camino. Y durante este tiempo miremos a ese Cristo apóstol, que desde temprano ora a su Padre, y después durante el día se desvive llevando la salvación a todos, terminando el día rendido a los pies de su Padre, que le consuela y le llena de su infinito amor, de ese amor que al día siguiente nos comunicará a raudales. Si no nos entusiasmamos con el Cristo apóstol, lleno de fuerza, de amor y vigor.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/6-1-2023/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2023/documents/20230106_omelia-epifania.html
- https://www.espaciosagrado.com/node/185760
- https://www.ewtn.com/es/catolicismo/fiestas-liturgicas/epifania-21107
- https://es.catholic.net/op/articulos/18305/celebremos-el-tiempo-ordinario.html#modal
Palabra de Vida Mes de Enero 2023
«Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia» (Is 1, 17). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.