- Gen 3, 9-15. 20
- Sal 97
- Ef 1, 3-6. 11-12
- Lc 1 26-38
En el segundo domingo, los fieles pueden centrar su oración en el tema de la paz, ya que la segunda vela de la corona de Adviento, que se enciende este día, simboliza precisamente ese concepto. Vivamos hoy muy atentos a la escucha de los mensajes que nos propone la liturgia, al compromiso al que nos instan y al desbordante gozo que de ellos dimana.
Hoy tenemos la feliz coincidencia de que esté compartido por la refulgente figura de la Bienaventurada Virgen María en su Inmaculada Concepción.
Afirma el Papa Francisco: “La Inmaculada es fruto del amor de Dios que salva el mundo». «¡Qué bella es nuestra Madre que pone su mirada de amor sobre nosotros!» destacó
Siempre se ha visto en este texto de la primera lectura, una promesa de Dios; una promesa para que podamos percibir que el mal lo podemos vencer, sin proyectarlo sobre el otro, si sabemos amar y valorar a quien está a nuestro lado; en este caso el hombre a la mujer y la mujer al hombre.
María, desde su Inmaculada Concepción, nos invita a estar atentos y a cambiar en nosotros mismos todas nuestras propensiones al mal: Envidias, celos, juicios, adicciones, desprecio y manipulación y extorsión a la vida del ser humano, distorsión de la verdad, connivencia con la injusticia, aparición de sutiles nuevas formas de esclavitud, generación de violencias y divisiones, increíbles guerras implacablemente destructivas, relativismos que nos confunden en la valoración de la realidad que nos rodea y de lo que nos constituye como humanos… y un largo etcétera que podríamos seguir enumerando. En cada lucha y en cada victoria contra el mal en sus variadas manifestaciones seguimos aplastando la cabeza de la astuta y maligna serpiente. Conscientes de que para que el mal progrese basta con que las personas de bien no hagamos nada por detenerlo.
La segunda lectura se toma del himno de Efesios. Los himnos del NT se cantaban como confesiones de fe, en alabanza al Dios salvador, que por Jesucristo se ha revelado a los hombres. Se alaba a Dios porque, en Cristo, nos ha elegido para ser santos y sin tacha (diríamos sin pecado) en el amor. Como santos nos parecemos a Dios, y por eso estamos llamados a vivir sin la culpabilidad y el miedo del pecado. Esto lo logra Dios en nosotros por el amor. Porque Dios nos ha destinado a ser sus hijos, no sus rivales.
He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» La fiesta de la Inmaculada Concepción es como un oasis en el Adviento. Estamos pidiendo, clamando: ¡Ven, Señor Jesús!” Y nos tropezamos de frente con nuestra madre santa María.
“Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles”. Con estas palabras Pio IX decretaba este dogma de la Iglesia, aunque en España nos gozamos de su patronazgo desde varios siglos antes.
María, que no conoció el pecado. María, a la que Jesús viene aún antes de venir a sus entrañas. María que vive en Dios y Dios que vivirá en María.
Es bien hermosos mirar hoy, y siempre, a la Virgen María. Cuando tenemos épocas de turbulencias, sufrimientos, dolores, enfermedades…, ves al oasis de María. Acude a ella e irás descubriendo las maravillas de Dios. Y al igual que el oasis de Jericó es inmenso, descubrirás la inmensidad de Dios, sus maravillas para con nosotros.
“No hay nada imposible para Dios”, nos dice hoy el texto del Evangelio y es la Palabra de Vida que estamos viviendo en el Movimiento Los Focolares. Y nos indica que al tratar de superar la aparente “imposibilidad” de nuestras insuficiencias, para alcanzar lo “posible” de una vida coherente, un papel determinante lo lleva a cabo la dimensión comunitaria que se despliega allí donde los discípulos, viviendo entre ellos el mandamiento nuevo de Jesús, se dejan habitar, como individuos y comunitariamente, por la potencia del Cristo resucitado.
Escribía Chiara Lubich en 1948 a un grupo de jóvenes religiosos: “¡Vayamos adelante! No con nuestras fuerzas, mezquinas y débiles, sino con la omnipotencia de la unidad. He constatado que Dios entre nosotros cumple lo imposible, el milagro. Si nosotros nos mantenemos fieles a nuestra entrega, el mundo conocerá la unidad y con ella la plenitud del Reino de Dios”
Entonces, vueltos nuestros ojos y corazón a nuestra Madre Inmaculada, nos dejamos interrogar por Ella: ¿Qué signos de esperanza puedo y debo ofrecer para garantizar a quienes cruzan por mi vida, que pese a todo, mañana será un día mejor; y el último mañana será plenitud de Vida y Amor?
Propósito para el segundo domingo de Adviento: Participar de la Eucaristía preferiblemente en familia.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/8-12-2017/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/12/08/un-oasis-2/
- https://es.catholic.net/op/articulos/55385/cat/626/con-el-papa-francisco-a-los-pies-de-maria-inmaculada.html#google_vignette
- https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2024/11/PV-12-2024_doble.docx
Palabra de Vida Mes Diciembre: “ No hay nada imposible para Dios” (Lucas 1, 37) https://ciudadnueva.com.ar/diciembre-2024/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.