?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Hech 22, 30; 23, 6-11
- Sal 15
- Jn 17, 20-26
En el espíritu de alegría y esperanza pascual, iniciemos nuestra meditación con el Salmo diciendo: “…Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti…”
Ya Jesús había anunciado en el momento de la Ascensión que el Evangelio habría de ser anunciado a todo el mundo. Ahora, nos muestra la primera lectura, como Pablo, que ha sido llamado por el Señor a ser su testigo, tendrá que ir hasta la cuna del Imperio para ahí, delante del emperador, dar testimonio de Jesús.
Es importante en este pasaje el darnos cuenta que si en principio Pablo evangelizaba por iniciativa propia e iba a donde él quería, ahora es el mismo Señor, quien valiéndose de las circunstancias, lo envía a Roma. Pensemos cuántas veces, Dios nos envía a diferentes ciudades, trabajos, ambientes y nos desestabiliza, para con ello llevarnos a una nueva oportunidad de predicar y de ser sus testigos.
Lo que muchas veces consideramos una “tragedia” o una situación desagradable, puede ser o convertirse en la ocasión que Dios nos propone para que nuestro testimonio se haga visible y de esta manera atraer hacia él a otras personas, que de otra manera posiblemente nunca lo hubieran conocido.
Sepamos descubrir en todo incidente la mano amorosa de Dios que nos invita a ser sus testigos, hasta los últimos confines del mundo. A nosotros, como a Pablo, lo que más debe importarnos es llevar adelante la misión de la Iglesia: evangelizar. A veces hay que conjugar la inocencia y la astucia.
El evangelio nos lleva a reflexionar de que misión es el tema que da unidad a toda la oración de despedida de Jesús, y tiene un objetivo: «que sean uno como nosotros… tú, Padre, en mí y yo en ti». «Para que el mundo crea» sigamos trabajando en la tarea inacabada de la unidad.
Nos confronta el Papa Francisco, sobre nuestra motivación para estar en la Iglesia y el papel que estamos desempeñandwo: “¿Qué pide el Señor al Padre?: La unidad de la Iglesia: que la Iglesia sea una, que no haya divisiones, que no haya altercados. Para esto es necesaria la oración del Señor, porque la unidad en la Iglesia no es fácil.
He aquí la referencia a muchos que dicen estar en la Iglesia, pero están dentro sólo con un pie, mientras el otro queda fuera.
Para esta gente la Iglesia no es la casa propia. Se trata de personas que viven como arrendatarios, un poco aquí, un poco allá. Es más, hay algunos grupos que alquilan la Iglesia, pero no la consideran su casa. Entre estos, hay tres categorías:
1.- Los uniformistas: Pelagianistas. Son los que quieren que todos sean iguales en la Iglesia. Su estilo es uniformar todo: todos iguales. Están presentes desde el inicio, es decir, desde que el Espíritu Santo quiso hacer entrar en la Iglesia a los paganos…
Son cristianos rígidos, porque no tienen la libertad que da el Espíritu Santo. Y confunden lo que Jesús predicó en el Evangelio y su doctrina de igualdad, mientras que Jesús nunca quiso que su Iglesia fuera rígida.
Estos, por lo tanto, a causa de su actitud no entran en la Iglesia. Se dicen cristianos, se dicen católicos, pero su actitud rígida les aleja de la Iglesia.
2.- Los alternativistas: Estos son los que piensan: “Yo entro en la Iglesia, pero con esta idea, con esta ideología”. Ponen condiciones y así su pertenencia a la Iglesia es parcial.
También ellos tienen un pie fuera de la Iglesia; alquilan la Iglesia pero no la sienten propia; y también ellos están presentes desde el inicio de la predicación evangélica, como testimonian los gnósticos, que el apóstol Juan ataca muy fuerte: “Somos… sí, sí… somos católicos, pero con estas ideas”.
Estas personas buscan una alternativa, porque no comparten el sentir común de la Iglesia.
3.- Los ventajistas o especuladores: Son los que buscan ventajas. Ellos van a la Iglesia, pero para ventaja personal y acaban haciendo negocios en la Iglesia.
Son especuladores, presentes también ellos desde los inicios: como Simón el mago, Ananías y Safira, que se aprovechaban de la Iglesia para su beneficio…
Muchos personajes de este tipo se encuentren regularmente en las comunidades parroquiales o diocesanas, en las congregaciones religiosas, ocultándose bajo las apariencias de bienhechores de la Iglesia…
También ellos, naturalmente, no sienten a la Iglesia como madre.
Jesús dice que “la Iglesia no es rígida, es libre”. En la Iglesia hay tantos carismas, hay una gran diversidad de personas y de dones del Espíritu. Jesús dice: “en la Iglesia tú debes dar tu corazón al Evangelio”, a lo que el Señor enseñó, y no guardarte una alternativa.
El Señor nos dice: “si quieres entrar en la Iglesia, hazlo por amor, para dar todo, todo el corazón y no para hacer negocios en tu favor”.
Mes de junio
Sirve a los demás como a ti mismo
Conviértete en un mayordomo de tu propia vida. Trátate con cariño, eres un hijo de Dios. Alimenta tu alma y espíritu con cosas sanas y sírvete del mejor plato: el Amor de Dios.
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.