https://youtu.be/0QTCmvGK0yA?si=16gQ10WC8DkciTs5
- 1 Tes 5, 1-6. 9-11
- Sal 26
- Lc 4, 31-37
Hoy en la liturgia el Señor nos hace ver que sus palabras tienen autoridad,
¿Por qué Jesús habla con autoridad? Jesús ve al Padre y está íntimamente unido a Él. El Padre habla por Él. El es la Palabra encarnada. Sin esa Palabra no hubiéramos conocido al Padre, porque nadie sabe nada del Padre, sino el Hijo, y mientras el Hijo no comience a revelarnos su Palabra, no podemos conocer al Padre. La palabra humana es la fuente del conocimiento. Mientras el hombre no hable no le conoceremos. No sabremos lo que piensa, lo que lleva por dentro. Aunque Dios había hablado por sus profetas, sólo Jesús, que es su Hijo y Dios pudo darnos a conocer a Dios y sus deseos y voluntad. También San Pablo, al invocar una vez la autoridad de su palabra, la identifica con la fuerza portentosa del Espíritu Santo, con la que actuaba entre los Tesalonicenses: “Cuando se proclamó el evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además, fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda” (1 Tes 1,4). Jesús enseña, expulsa a los demonios, sana a los enfermos y reza. El día de sábado, entrando en la sinagoga, enseñaba: Fue al lugar público de la reunión y de la plegaria el día en que todos estaban allí, e hizo la homilía. Se inserta en la vida religiosa clásica de su tiempo, pero sin encerrarse en ella, pues predicará preferentemente en la vida profana. Se maravillaban de su doctrina, porque hablaba como hombre que tiene autoridad y no como los escribas, que se limitaban a repetir las lecciones y textos memorizados. De la abundancia del corazón, habla la boca. Jesús se distingue por su autoridad soberana, que viene del interior de sí mismo, de su misteriosa persona que un día se descubrirá como divina. De momento se quedan asombrados. “Hoy el mundo no necesita maestros, sino testigos”. El cristiano ha de ser un testigo que ha sabido interiorizar personalmente el evangelio y que se compromete con lo que dice.
San Pablo en la primera lectura, no explica que debemos preparar todo nuestro ser, para que el misterio de la encarnación, que aconteció por nosotros, no sea en vano. Pone de manifiesto, en un proceso bien construido, las actitudes fundamentales ante estas cosas importantes: estad siempre alegres (pántote jaírete – semper gaudete), acción de gracias a Dios, no apagar el Espíritu para poder discernir lo malo de lo bueno.
Debemos destacar esto último que Pablo pide a la comunidad de Tesalónica: no apagar el Espíritu. En el contexto de aquella comunidad, que tuvo que padecer mucho y ser perseguida por aceptar el evangelio, es más relevante, si cabe. Porque no hay evangelio, buenas noticias, si no se anuncia proféticamente. Incluso en la adversidad hay que experimentar que Dios está de parte de la humanidad. Para ello se necesita tener el Espíritu, no apagarlo, como motivo de alegría.
En este mundo las alegrías son efímeras, pasajeras, sólo Dios nos promete y es capaz de darnos una felicidad perpetua, eterna en su Casa del cielo, donde no habrá llanto, ni luto, ni dolor, ni muerte….
Fiémonos plenamente de él y con el salmista oremos convencidos: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?, el Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?”
En el texto del evangelio, hemos podido leer como en la sinagoga había un hombre que tenía un demonio y se puso a increpar a Jesús. De lo que podemos concluir con el Papa Francisco que “el diablo existe incluso en el siglo XXI. Hay que aprender cómo luchar contra él en el Evangelio, contra sus tentaciones.
La tentación del demonio tiene tres características y nosotros debemos conocerlas para no caer en las trampas. ¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro, trata de ser comunitaria. Y, al final, para tranquilizar el alma, se justifica. Crece, contagia y se justifica.”
Ante el desprecio del maligno a Jesús cuando le dice: ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Podemos responder sin miedo a equivocarnos que Dios sí quiere ver con nosotros, a Dios sí que le interesa el ser humano, tanto que quiso hacerse uno como nosotros haciéndose Hombre en el vientre virginal de una joven mujer, María. Él no vino a destruirnos sino a darnos la plenitud, a mostrarnos la senda que conduce a la Vida, no vino ni viene a quitarnos nada, sino a darnos y a dársenos del todo…
“Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes.” Ef 13, 13.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/17-12-2017/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://es.catholic.net/op/articulos/40337/cat/304/jesus-hablaba-con-autoridad.html#modal
- https://es.catholic.net/op/articulos/6203/cat/331/jesus-expulsa-a-un-demonio.html#google_vignette
Palabra de Vida Mes de Setiembre 2023
“Día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar” (Salmo 145, 2). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/#:~:text=Septiembre%202023&text=%E2%80%9CD%C3%ADa%20tras%20d%C3%ADa%20te%20bendecir%C3%A9,(Salmo%20145%2C%202). https://ciudadnueva.com.ar/julio-2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.