https://youtu.be/4NDOobAI3ys?si=qU3ZMU1nE37BONH1
- Mal 1,14-2, 2. 8-10
- Sal 130
- 1 Tes 2,7. 9-13
- Mt 23, 1-12
Toda la liturgia de la Palabra de este domingo está impregnada por la ternura y la exigencia de la filiación y de la fraternidad.
Jesús nos invita a vivir nuestra vida cristina desde la alegría, la entrega y el servicio y no convertirnos en profesionales legalistas de la religión que dicen y no hacen, enseñan y no cumplen sus propias enseñanzas viviendo lejos de la realidad de la gente, para ello El nos da la Gracia, sin embargo en la libertad que procede de su Amor, para recibirla debemos aceptarla.
Por eso, es importante ver, en el hoy de la historia, a ese Dios compasivo y misericordioso, captando las nuevas oportunidades y encontrar caminos siempre nuevos para proclamar su evangelio, “remando mar adentro” con confianza, abandonando las orillas conocida y segura, para desarrollar una pastoral sinodal y de proximidad, como nos ha invitado el Papa Francisco.
Vemos, en el libro de Malaquías, que Dios nos hace ver como a los sacerdotes, que no escuchamos, nos hemos apartado del camino y hemos hecho tropezar a muchos, pues hemos elegido no seguir su camino y aplicar parcialmente la ley. Igual que en el texto de San Mateo donde advierte a las multitudes y discípulos que hagan lo que los escribas y fariseos diga, pero no lo que hacen, porque dicen una cosa y hacen otra. Preguntó: no les parece nuestro proceder?
Todo lo contrario nos indica San Pablo quien da gracias a los de Tesanolónica, porque al recibir la Palabra la han aceptado, no como palabra humana, sino como lo que realmente es: Palabra de Dios, que sigue actuando.
No se puede anunciar a Cristo con la palabra y desdecirlo con nuestras obras. Desde los inicios de la humanidad continúa siendo la tentación más frecuente; la antigua serpiente continúa susurrándonos al oído: «El día en que comiereis de él (el fruto del árbol que está en medio del jardín), se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal» (Gn 3,5). Y continuamos cayendo en ello, nos hacemos llamar: “rabí”, “padre” y “guías”… y tantos otros ampulosos calificativos. Demasiadas veces queremos ocupar el lugar que no nos corresponde. Es la actitud farisaica.
Afirma el Papa Francisco: “Nosotros discípulos de Jesús no debemos buscar título de honor, de autoridad o de supremacía. Yo os digo que a mí personalmente me duele ver a personas que psicológicamente viven corriendo detrás de la vanidad de las condecoraciones. Nosotros, discípulos de Jesús, no debemos hacer esto, ya que entre nosotros debe haber una actitud sencilla y fraterna.”
Y vivir como nos dice el Salmista con un corazón silencioso y tranquilo, como un niño recién amamantado en los brazos de su madre.
“El mayor entre vosotros será vuestro servidor», nos dice el Señor. Y como que tenemos un único Padre, todos ellos son hermanos. Como siempre, el Evangelio nos deja claro que no podemos desvincular la dimensión vertical (Padre) y la horizontal (nuestro) o, como explicitaba el domingo pasado, «amarás al Señor, tu Dios (…). Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 22,37.39).
Se hace imprescindible la unidad entre la vida y las palabras. Será nuestro ejemplo el que ayude a los demás en el seguimiento de Cristo. San Gregorio de Nisa escribía: “En esto consiste (a mi parecer) la perfección de la vida cristiana: en que, hechos partícipes del nombre de Cristo por nuestro apelativo de cristianos, pongamos de manifiesto, con nuestros sentimientos, con la oración y con nuestro género de vida, la virtualidad de este nombre»
La Iglesia si es de Jesús siempre habrá de ser una “Iglesia de puertas abiertas” donde encuentren acogida todos los que necesitan amor, amistad, paz, aliento y esperanza para vivir una vida sana y plena compartiendo y construyendo juntos una comunidad cada vez más humana, fraterna y solidaria. Además, según el papa Francisco la comunidad cristiana necesita con mayor urgencia hoy capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía y proximidad. Veo a la Iglesia como hospital de campana tras una batalla curando heridas y aliviando el dolor de sus hijos y fieles.
La Iglesia está llamada a curar heridas y no imponer cargas pesadas, doctrinas moralizantes y legalistas sino anunciar a un Dios Amor que nos abraza con ternura y amor. En definitiva, necesitamos construir juntos una comunidad que nace de la Palabra haciéndose palabra profética de la presencia de Dios y de su amor en el hoy del mundo y de nuestras historias.
“Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes.” Ef 13, 13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy/2023/11/05.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/11/05/hacer-lo-que-decimos/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Noiembre 2023
“Pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas» 1 Tes 5, 5-6 https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida. Octubre 2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.