https://youtu.be/Q2CT-5GqK84
- Hch 8, 26-40
- Sal 65
- 1 Cor 15,12. 16-20
- Jn 6, 44-51
La liturgia de este día nos continúa invitando a ser discípulos de Dios. El pasaje que nos propone la primera lectura, nos ayuda a darnos cuenta de cómo podemos anunciar a Jesús desde cualquier situación o acontecimiento.
“Tu Salvación, Señor, es para todos, nos anuncia el Salmista. Oportunidades sí hay, necesitamos empezar a perder el miedo y dejar que Jesús se transparente en nosotros y nos utilice, como hizo con Felipe, para extender su amor a los demás.
“¿Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?” Con frecuencia aparecen en el nuevo testamento preguntas y respuestas que revelan la indigencia del ser humano. Su necesidad de ayuda para avanzar y no hacerlo solo. No solo porque no quiera hacerlo en soledad, sino porque no puede. Recordemos a Jesús, preguntando al paralítico de Betesda: ¿quieres ser curado? La respuesta que recibe no es un si, sino una exposición de su impotencia y soledad. ”No tengo quien me ayude…” Recorrer el camino solo supone no llegar a tiempo.
Esta experiencia la viven muchos en nuestros días. Están solos. Solos y señalados. ¿Quién se acerca a ellos? Hay muchos como el ministro de Candaces. También como el paralítico de Betesda. Jesús les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y lo hizo poniéndose a su lado. El quiere que como discípulos hagamos lo que él hizo. Tenemos que estar al lado del otro para hacer lo que él ha hecho con nosotros. No se trata de inventar sino de comunicar y compartir.
Nos explica el Papa Francisco: “¿Qué puedo hacer para que el Padre se moleste en atraer a esas personas?” Orar. Y esto es la oración para las misiones: rezar para que el Padre atraiga a la gente a Jesús. El testimonio y la oración, van juntos. Sin el testimonio y la oración, no puedes hacer el anuncio apostólico, no puedes proclamar. Darás un buen sermón moral, harás muchas cosas buenas, todas buenas. Pero el Padre no tendrá la oportunidad de atraer a la gente a Jesús. Y este es el centro: este es el centro de nuestro apostolado, que “el Padre pueda atraer a la gente a Jesús” (cf. Juan 6.44).”
Hoy cantamos al Señor de quien nos viene la gloria y el triunfo. El Resucitado se presenta a su Iglesia con aquel «Yo soy el que soy» que lo identifica como fuente de salvación: «Yo soy el pan de la vida» (Jn 6,48). En acción de gracias, la comunidad reunida en torno al Viviente lo conoce amorosamente y acepta la instrucción de Dios, reconocida ahora como la enseñanza del Padre. Cristo, inmortal y glorioso, vuelve a recordarnos que el Padre es el auténtico protagonista de todo. Los que le escuchan y creen viven en comunión con el que viene de Dios, con el único que le ha visto y, así, la fe es comienzo de la vida eterna.
El pan vivo es Jesús. No es un alimento que asimilemos en nosotros, sino que nos asimila a nosotros. Él nos hace tener hambre de Dios, sed de escuchar su Palabra que es gozo y alegría del corazón. La Eucaristía es anticipación de la gloria celestial: «Partimos un mismo pan, que es remedio de inmortalidad, antídoto para no morir, para vivir por siempre en Jesucristo» (San Ignacio de Antioquía). La comunión con la carne del Cristo resucitado nos ha de acostumbrar a todo aquello que baja del cielo, es decir, a pedir, a recibir y asumir nuestra verdadera condición: estamos hechos para Dios y sólo Él sacia plenamente nuestro espíritu.
Pero este pan vivo no sólo nos hará vivir un día más allá de la muerte física, sino que nos es dado ahora «por la vida del mundo» (Jn 6,51). El designio del Padre, que no nos ha creado para morir, está ligado a la fe y al amor. Quiere una respuesta actual, libre y personal, a su iniciativa. Cada vez que comamos de este pan, ¡adentrémonos en el Amor mismo! Ya no vivimos para nosotros mismos, ya no vivimos en el error. El mundo todavía es precioso porque hay quien continúa amándolo hasta el extremo, porque hay un Sacrificio del cual se benefician hasta los que lo ignoran.
“…nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado”. Atracción, palabra salida de los labios del Hijo de Dios. Toda la publicidad se ha servido del poder de la seducción fugaz para atraer al comprador en veinte segundos. Pero de esto no va la atracción de Dios por el hombre, Dios no se sirve de estratagemas para captar la atención de sus criaturas.
No es que nosotros hayamos subido la montaña del conocimiento de Dios y nos hayamos topado con el Maestro en la cúspide. Es que Él ha descendido, y desde nuestra posición no cesa de atraernos a sí. No puedo imaginarme artimañas en Dios, su oficio es oficio de amante, es respetuoso, no tiene prisa, es reiterativo sin ser molesto, es claro pero se oculta, no quiere que nos dejemos vencer, quiere que ganemos. Llama a la puerta y se va, para provocar en el corazón las ganas de buscar su rastro. Así lo explican los santos, así lo cuentan quienes se dejaron atraer por Él.
Terminemos con la Oración Colecta pidiendo a Dios Todopoderoso y Eterno, aprovechar los dones de su bondad en estos días en que, por su gracia, la hemos experimentado más plenamente, para que libres de las tinieblas del error, no haga estar adheridos firmemente a su verdad.
Bibliografía
- Folleto La Misa de Cada Día
- PildorasdeFe,com
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/05/05/dejate-atraer/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Mayo 2022
“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros» (Jn 13, 34) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/05/01/mayo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.