https://youtu.be/kX7VqqxR3B4
- Ex 34, 4-6. 8-9
- Sal Dan 3
- 1 Cor 13, 11-13
- Lc 3, 16-18
Celebramos hoy la Solemnidad de la Santísima Trinidad y en este día la Iglesia celebra también la Jornada Pro Orantibus, que trata de focalizar la atención en una vocación eclesial tan particular e importante como la de vivir solo para Dios, para contemplar su misterio, para adorarlo en el silencio, recordándonos a todos que Dios es lo primero y más importante, que él debe estar en el centro de nuestra vida, y que si Dios está en el centro de nuestro corazón todo lo demás estará en su justo lugar.
Nos explica el Papa Francisco que “la Solemnidad de la Santísima Trinidad, el Evangelio está tomado del diálogo de Jesús con Nicodemo (cfr. Jn 3,16-18). Nicodemo era un miembro del Sanedrín, apasionado por el misterio de Dios; reconoce en Jesús a un maestro divino y, por la noche, a escondidas, va a hablar con Él. Jesús lo escucha y comprende que es un hombre que está en un proceso de búsqueda. Entonces, primero lo sorprende, respondiéndole que para entrar en el Reino de Dios es preciso renacer; y después le desvela el corazón del misterio diciéndole que Dios ha amado tanto a la humanidad que ha enviado a su Hijo al mundo. Jesús, el Hijo, nos habla del Padre y de su inmenso amor.
Padre e Hijo. Es una imagen familiar que, si lo pensamos, echa por tierra nuestro imaginario sobre Dios. Efectivamente, la palabra “Dios” nos sugiere una realidad singular, majestuosa y distante, mientras que oír hablar de un Padre y un Hijo nos reconduce a casa. Sí, podemos pensar en Dios a través de la imagen de una familia reunida en torno a la mesa donde se comparte la vida. Por lo demás, la mesa, que al mismo tiempo es altar, es un símbolo junto al que ciertos iconos representan a la Trinidad. Es una imagen que nos habla de un Dios comunión. Padre, Hijo y Espíritu Santo: comunión.
¡Pero no es solo una imagen, es realidad! Es realidad porque el Espíritu Santo, el Espíritu que el Padre mediante Jesús ha infundido en nuestros corazones (cfr. Gal 4,6) nos hace gustar, nos hace experimentar la presencia de Dios: presencia siempre cercana, compasiva y tierna. El Espíritu Santo hace con nosotros como Jesús con Nicodemo: nos introduce en el misterio del nuevo nacimiento -el nacimiento de la fe, de la vida cristiana-, nos desvela el corazón del Padre y nos hace partícipes de la vida misma de Dios.
La invitación que nos dirige, podríamos decir, es la de sentarnos a la mesa con Dios para compartir su amor. Esta es la imagen. Esto es lo que sucede en cada Misa, en el altar de la mesa eucarística, donde Jesús se ofrece al Padre y se ofrece por nosotros. Sí, así es, hermanos y hermanas, nuestro Dios es comunión de amor, y así nos lo ha revelado Jesús. ¿Y saben qué podemos hacer para recordarlo? El gesto más simple, que hemos aprendido de niños: la señal de la cruz. Con el gesto más simple, con esta señal de la cruz, trazando la cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos cuánto nos ha amado Dios, hasta dar la vida por nosotros; y nos repetimos que su amor nos envuelve completamente, de arriba abajo, de izquierda a derecha, como un abrazo que no nos abandona nunca. Al mismo tiempo, nos comprometemos a testimoniar a Dios-amor, creando comunión en su nombre. Ahora, cada uno de nosotros, y todos juntos, hagamos la señal de la cruz.”
La primera lectura, nos sitúa en un contexto en el que el pueblo elegido por Dios se había rebelado contra él porque no soportaba no poder verle con los ojos físicos. La fabricación del becerro de oro le daba al pueblo una especie de dominio sobre Dios. La primera vez que Moisés se había encontrado con Dios fue ante la zarza ardiente conoció la preocupación del Señor por su pueblo. Pero, después de este pecado de idolatría, ¿cómo era Dios?, ¿cómo reacciona ante la infidelidad humana? Y Moisés tuvo el atrevimiento de pedirle que le mostrara su gloria. Dios accedió en parte a esta petición y pasó ante él diciendo: «Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad». Estas palabras son como la carta de presentación del mismo Dios. En ella resalta su compasión, misericordia, clemencia y lealtad.
“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con todos vosotros”. Con este saludo, San Pablo nos permite descubrir cómo el trato con Dios Uno y Trino forma parte de la oración de los cristianos. Algo que quizás, en no pocos casos, tengamos que recuperar.
Tmbién, nos viene bien volver a escuchar en el texto del evangelio que «tanto amó Dios al mundo…» porque, en la fiesta de la Santísima Trinidad, Dios es adorado y amado y servido, porque Dios es el Amor. En Él hay unas relaciones que son de Amor, y todo lo que hace, activamente, lo hace por Amor. Dios ama. Nos ama. Esta gran verdad es de aquellas que nos transforman, que nos hacen mejores. Porque penetran en el entendimiento, se nos hacen del todo evidentes. Y penetran nuestra acción, y la van perfeccionando hacia una acción toda de amor. Y como más puro, se hace más grande y más perfecto.
Proclamemos gozosos con la Aclamación del Evangelio; “Gloria al Padre, el Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá” Apoc 1, 8; y con el Salmista “ Bendito seas para siempre Señor… Bendito eres tú, Señor que penetras con tu mirada los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines.”
La salvación consiste en vivir en paz con Dios, con uno mismo y con los demás; es decir, vivir como hijos de Dios y como hermanos de los otros.
La vida eterna es más que la vida biológica; nos remite a otra dimensión de la vida; es la vida del Espíritu Santo en nosotros. Tener vida eterna es compartir la vida íntima de Dios.
Que toda nuestra vida esté impulsada por el deseo de conocer y amar cada día más este Dios Trinidad, así como por el firme propósito de imitarlo en la medida de nuestras posibilidades.
Terminamos pidiendo al Señor que la recepción de la comunión y nuestra profesión de fe en la Trinidad Santa y Eterna, y en su Unidad indivisible, nos aproveche para nuestra salvación.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/06/04/creados-a-imagen-de-la-trinidad/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2023/documents/20230604-angelus.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
Palabra de Vida Mes de Junio 2023
“Alégrense, trabajen para alcanzar la perfección, anímense unos a otros, vivan en armonía y en paz. Y entonces, el Dios del amor y de la paz permanecerá con ustedes.” (2 Corintios 13, 11) https://ciudadnueva.com.ar/junio-2023/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.