https://youtu.be/rlU-cu1uKhg
- Jer 31, 31-34
- Sal 50
- Mt 16, 13-23
la liturgia de hoy nos invita a vivir esperanzados en ese Dios que está dispuesta a todo con tal de que le abramos el corazón
No dice el Papa Francisco: “El Señor Jesús repite a cada uno de nosotros su pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Una pregunta clara y directa, ante la cual no es posible huir o permanecer neutrales, ni postergar la respuesta o delegarla a otro. Pero en ello no hay nada de inquisitorio, es más, ¡está llena de amor! El amor de nuestro único Maestro, que hoy nos llama a renovar la fe en Él, reconociéndolo como Hijo de Dios y Señor de nuestra vida. Y el primero en ser llamado a renovar su profesión de fe es el Sucesor de Pedro, que tiene la responsabilidad de confirmar a los hermanos.»
La historia del pueblo de Israel nos facilita comprender mejor los momentos en que no es fácil vivir nuestro cristianismo con autenticidad.
Son los momentos donde nos corresponde purificar nuestra fe, fortalecerla. Jeremías que experimentó la desolación de Jerusalén tiene un mensaje interesante para nosotros.
Este profeta vivió seiscientos años antes de Cristo. No fueron los mejores momentos. Al contrario, resultaron tiempos recios donde el pueblo experimentó la humillación, el desprecio; todo lo que conlleva vivir desterrados.
¿Cómo queda uno tras esas experiencias? Desanimado. Por eso, Jeremías anima al pueblo a no olvidar a Dios, pese a todo lo vivido. Y les trasmite la Nueva alianza con su Dios. Se trata de vivir, un nuevo encuentro con Yahvé, donde Él será su Dios y ellos serán su pueblo.
El profeta llama al pueblo a vivir esa nueva alianza que Dios ofrece a sus fieles. Lo importante no estará en ritos externos ya que Dios mismo, formula una alianza “nueva”. Lo hará poniendo la Ley en el corazón de sus fieles, a fin de que vivan una Nueva Alianza. Todos ellos me conocerán del más chico al más grande cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.
La verdadera religión está en el corazón, desde donde se ha de conocer mejor a ese Padre que nunca nos abandona.
Por eso con el Salmista pedimos que El “crea en mi un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir sus mandamientos… Tu Señor no te complaces en los sacrificios… Un corazón contrito te presento, y a un corazón contrito tu nunca lo desprecias.”
La renovación del corazón: la fuente del eterno amor joven, enamorado y enamoradizo del amor. Lejos de ser una cursilada adolescente (aburrescente, como dicen algunos) encaja más bien con el aspecto fundamental de la vida. Lo que nos hace más humanos es construir nuestra vida sobre un amor perfecto de comunión
En el evangelio, Jesús proclama afortunado a Pedro por su atinada declaración de fe: «Simón Pedro contestó: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo’. Replicando Jesús le dijo: ‘Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos’» (Mt 16,16-17). En esta felicitación Jesús promete a Pedro el primado en su Iglesia; pero poco después ha de hacerle una reconvención por haber manifestado una idea demasiado humana y equivocada del Mesías: «Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: ‘¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!’. Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: ‘¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!’» (Mt 16,22-23).
Hay que agradecer a los evangelistas que nos hayan presentado a los primeros discípulos de Jesús tal como eran: no como unos personajes idealizados, sino gente de carne y hueso, como nosotros, con sus virtudes y defectos; esta circunstancia los aproxima a nosotros y nos ayuda a ver que el perfeccionamiento en la vida cristiana es un camino que todos debemos hacer, pues nadie nace enseñado.
Conocer a Jesús para amarlo y seguirlo de verdad, no es algo que se adquiera de una vez para siempre. Es un proceso que exige fidelidad, oración, coherencia y esfuerzo para que todo se vaya afianzando en nosotros y así nunca sustituyamos a Jesús por esos “diosecillos” que nos presenta la sociedad. Tener presente ese proceso debe animarnos. Siempre podemos seguir avanzando confianza en su ayuda. Todos sabemos que no es fácil. A Pedro, a pesar de esa respuesta tan clara, podemos decir que le quedaba mucho trecho por andar y ahondar en el conocimiento de Jesús. Vendrían situaciones donde su conducta no dejaría claro quién era Jesús para él, si escuchamos sus denuestos en el juicio contra Jesús. Hubo hasta lágrimas al caer en la cuenta de que el miedo le había llevado a la traición. Tras ello siguió su proceso de maduración de la fe Todo ello le sirvió para levantarse y fiado en la gracia de Jesús, proclamó con entusiasmo a ese Jesús hasta dar la vida por Él.
Es momento de plantearnos, cómo es nuestra fe. Qué fuerza tiene en tus decisiones. Cómo la cultivas para seguir con ilusión ese proceso que te acerca más y más a Jesús.
San Juan María Vianney a quien recordamos hoy nos ayude, por su intercesión a que ganemos para Cristo, por la caridad, a los hermanos con ellos podamos gozar de la gloria eterna.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/08/04/san-juan-maria-vianney-presbitero/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://es.catholic.net/op/articulos/5039/cat/331/tu-eres-pedro-y-sobre-esta-piedra-edificare-mi-iglesia.html#modal
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
“Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” (Mateo 18, 21) https://ciudadnueva.com.ar/agosto-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.